sábado, 26 de septiembre de 2009
BIBLIA Y TRADICIÒN
Se oye decir. «A ver, ¿Dónde la Biblia habla del purgatorio? ¿Dónde en la Biblia dice que san Pedro fue a roma. etc.». Para los protestantes vale solamente lo que se encuentra en la Biblia.
Pues bien, ¿es correcta esta posición? ¿Es cierto que la Biblia contiene todo el evangelio de Cristo? ¿Qué dice la misma Biblia al respecto?
Además, ¿Quién reunió todos los libros inspirados que constituyen la Biblia? Acaso no fue la Iglesia, que recibió el encargo de predicar el Evangelio por todo el mundo, hasta el fin de los tiempo? Que hubo primero: ¿La Biblia o la Iglesia?
1.- ¿Qué es la Revelación?
La Revelación es la manifestación de Dios y de su voluntad acerca de nuestra salvación. Viene de la palabra “revelar” que quiere decir quitar el velo, descubrir.
2.- ¿Cuántos tipos de Revelación hay?
Hay dos tipos de Revelación
a) La Revelación natural
b) y La Revelación sobrenatural o Divina.
3.- ¿Cómo se realiza la Revelación natural?
La Revelación natural se realiza mediante las cosas creadas.
Todo aquello que podemos conocer de Dios debería ser claro para ellos. Dios mismo se lo manifestó. Pues, si bien a Él no lo podemos ver, lo contemplamos, por lo menos, A TRAVES DE SUS OBRAS puesto que Él hizo el mundo, y por ellas entendemos que Él es eterno y poderoso, y que es Dios. (Rm 1,19-20)
4.- ¿Cómo se realizó la Revelación sobrenatural o divina?
L a Revelación sobrenatural o divina se realizo mediante los antiguos profetas y de una manera perfecta y definitiva mediante Cristo mismo, el Hijo de Dios.
En diversas ocasiones y bajo diferentes formas, Dios hablo a nuestros padres, por medio de los PROFETAS, hasta que, en estos días, que son los últimos nos habla nosotros POR MEDIO DE SU HIJO. (Hb 1, 1-2)
El que me ha visto a mí, ha visto al padre. (Jn 1,1-2)
5.- ¿Cómo Jesús nos reveló a dios?
Jesús nos revelo a Dios mediante lo que el mismo hizo y enseño.
Yo escribí en mi primer libro todo lo que Jesús HIZO Y ENSEÑÒ. (Hch 1,1)
6.- ¿Cómo se llama todo lo que Jesús hizo y enseño?
Todo lo que Jesús hizo y enseño se llama Evangelio, es decir, Buena Noticia de la salvación.
Arrepiéntanse y crean en el evangelio (Mc1,15)
7.- ¿Para quienes esta destinado el Evangelio de Jesús?
El Evangelio de Jesús está destinado para todos los hombres de todos los tiempos.
Vayan por TODO EL MUNDO y proclamen el Evangelio A TODA LA CREACIÒN (Mc 16,15)
8.- ¿A quienes encargó Jesús que llevaran el Evangelio por todo el mundo?
Para llevar el evangelio por todo el mundo, Jesús encargo a los Apóstoles y a sus sucesores, como pastores de la Iglesia que Él fundó personalmente.
Entonces Jesús, acercándose, les habló con estas palabras: Todo poder se me ha dado en el cielo y en la tierra. Por eso, vayan y hagan QUE TODOS LOS PUEBLOS SEAN MIS DICIPULO. Bautícenlos, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo.(Mt 28,18-20)
9.- El Evangelio que Jesús entrego a los Apóstoles, ¿estaba escrito?
No. El Evangelio que Jesús entrego a los Apóstoles no estaba escrito. Era puramente ORAL.
10.- ¿Cómo sabemos que el Evangelio de Jesús llegara completo y sin errores hasta el fin del mundo?
Sabemos que el Evangelio de Jesús llegara completo y sin errores hasta el fin del mundo, porque Jesús mismo lo asegura, prometiendo su presencia constante en la Iglesia que Él fundo personalmente.
YO ESTOY CON USTEDES todos los días hasta que se termine este mundo (Mt 28,20)
11.- ¿Cómo se llamó desde un principio el Evangelio de Jesús, cuando empezó a ser predicado por los Apóstoles con sus colaboradores y sucesores?
El Evangelio de Jesús, al ser predicado por los Apóstoles con sus colaboradores y sucesores, desde un principio se llamo tradición.
Yo mismo recibí ESTA TRADICION QUE, A MI VES, les he transmitido,(1Cor 11,23)
12.- ¿Que quiere decir tradición?
Tradición quiere decir entrega. Se trata del mismo Evangelio de los Apóstoles recibieron de Jesús y que entregaron a otros, y seguirá siendo entregado(predicado de generación en generación hasta el fin del mundo.
13.- Cuando Jesús condena las tradiciones, ¿a cuales tradiciones se refiere?
Cuando Jesús condena las tradiciones, se refiere a las tradiciones o enseñanzas de los hombres, y no a su Evangelio que seria transmitido de generación en generación por los Apóstoles con sus colaboradores y sucesores.
Ustedes incluso dispensen del mandamiento de dios para mantener la tradición de los hombres.(Mc 7,8)
14.- Cuando se escribió el Nuevo Testamento, ¿se puso por escrito todo el evangelio de Jesús?
No. Al escribirse el Nuevo Testamento, no se puso por escrito todo el Evangelio de Jesús (Jn 20,30)
Jesús hizo muchas otras cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros (Jn 21,25)
15.- ¿Qué dice la misma Biblia acerca del valor de la Tradición?
La misma Biblia presenta la Tradición como base de la fe del creyente. En ninguna parte se dice que basta la Biblia para salvarse.
Todo lo que han aprendido, recibido y oído de mi, todo lo que me han visto hacer, háganlo (Fil 4,9).
Lo que aprendiste de mi, confirmado por numerosos testigos, confíalo a los hombres que se merezcan confianza, capaces de instruir después a otros (2 Tim 2,2)
16.- ¿Qué hay que hacer, entonces, para salvarse?
Para salvarse, hay que tener en cuenta la Biblia y la Tradición.
Hermanos, manténganse firmes y conserven la Tradición (Evangelio, que los Apóstoles recibieron), que han aprendido de nosotros de VIVA VOZ (Tradición, que se sigue transmitiendo mediante los sucesores de los Apóstoles) o POR ESCRITO (Biblia: Tradición puesta por escrito). ( 2 Tes 2,15)
17.- ¿Quiénes están encargados de parte de Cristo para interpretar con autoridad la palabra de Dios, contenida en la Biblia y la Tradición?
El Papa y los obispos, por ser sus sucesores de los Apóstoles, están encargados de interpretar con autoridad la palabra de Dios, contenida en la Biblia y en la Tradición. (2Pe 1,20-21)
18.- ¿Es correcto decir: «Yo creo en la Biblia y nada mas»?
No. Es un error creer solamente en la Biblia y nada más.
En efecto, Jesús no escribió nada y no repartió ninguna Biblia. Lo que hizo, fue fundar su Iglesia y entregarle su Evangelio para que fuera anunciado a todos los hombres, hasta el fin del mundo.
Fue en la Iglesia donde se escribió y fue aceptado el Nuevo Testamento, bajo su autoridad.
Por lo tanto, es un error aceptar la Biblia y no aceptar la Iglesia que le dio vida y al defendió de los que quisieron añadirle o quitarle algo.
19.- Los protestantes ¿aceptan la Biblia y la Tradición como palabra de Dios?
Los protestantes aceptan solamente la Biblia como palabra de Dios.
20.- ¿Por que los protestantes aceptan solamente la Biblia como palabra de Dios?
Los protestantes aceptan solamente la Biblia como palabra de Dios porque, al separarse de la única Iglesia que fundo Cristo, ya no cuentan con la Tradición que viene desde los Apóstoles y llegara hasta el fin del mundo.
21.- ¿Tienen también los protestantes el derecho d3e predicar la palabra de Dios?
No. Los protestantes no tienen ningún derecho de predicar la palabra de Dios.
En efecto, Jesús encomendó esta tarea solamente a su Iglesia y no a cualquier persona o institución que lo quisiera. Por lo tanto, si lo hacen es por su propia cuenta, sin ninguna garantía de parte de Dios. Por eso hay tantos errores y tantas divisiones entre ellos. Si predicaran la verdad, todos enseñarían lo mismo y se mantendrían unidos.
22.- Entonces, ¿cometen pecado los protestantes cuando predican la palabra de Dios?
Los protestantes que predican la palabra de Dios, sabiendo que se encuentran fuera de la Iglesia que fundó Cristo, cometen pecado. Los que lo hacen en buena fe, no cometen pecado; al contrario, se hacen siempre más agradables a Dios.
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lunes, 21 de septiembre de 2009
BAJO SUS ALAS
Bajo sus alas
Un artículo en National Geographic varios años atrás mostraban una foto impactante de las Alas de Dios.
Después de un incendio forestal en el Parque Nacional de Yellowstone, los guardabosques iniciaron una larga jornada montaña arriba para valorar los daños del incendio.
Un guardabosque encontró un pájaro literalmente petrificado en cenizas, posado cual estatua en la base de un árbol. Un poco asombrado por el espeluznante espectáculo, dio unos golpecitos al pajarillo con una vara.
Cuando lo hizo tres diminutos polluelos se escabulleron bajo las alas de su madre ya muerta.
La amorosa madre, en su afán de impedir el desastre, había llevado a sus hijos a la base del árbol y los había acurrucado bajo sus alas, instintivamente conociendo que el humo tóxico ascendería. Ella podía haber volado para encontrar su seguridad, pero se había negado a abandonar a sus bebes.
Cuando las llamas llegaron y quemaron su pequeño cuerpo ella permaneció firme. Porque había decidido morir para que aquellos que estaban bajo sus alas pudiesen vivir.
Salmo 91, 4 "Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; "
"Ser amado de esta manera debería marcar una diferencia en tu vida. No olvides a Aquél que te amó y murió por ti.
...Tu vida debería ser diferente sólo por eso."
Un artículo en National Geographic varios años atrás mostraban una foto impactante de las Alas de Dios.
Después de un incendio forestal en el Parque Nacional de Yellowstone, los guardabosques iniciaron una larga jornada montaña arriba para valorar los daños del incendio.
Un guardabosque encontró un pájaro literalmente petrificado en cenizas, posado cual estatua en la base de un árbol. Un poco asombrado por el espeluznante espectáculo, dio unos golpecitos al pajarillo con una vara.
Cuando lo hizo tres diminutos polluelos se escabulleron bajo las alas de su madre ya muerta.
La amorosa madre, en su afán de impedir el desastre, había llevado a sus hijos a la base del árbol y los había acurrucado bajo sus alas, instintivamente conociendo que el humo tóxico ascendería. Ella podía haber volado para encontrar su seguridad, pero se había negado a abandonar a sus bebes.
Cuando las llamas llegaron y quemaron su pequeño cuerpo ella permaneció firme. Porque había decidido morir para que aquellos que estaban bajo sus alas pudiesen vivir.
Salmo 91, 4 "Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; "
"Ser amado de esta manera debería marcar una diferencia en tu vida. No olvides a Aquél que te amó y murió por ti.
...Tu vida debería ser diferente sólo por eso."
CRUZ
¿Por qué los católicos quieren tanto la cruz, si fue el arma que mató a Jesús?
No fue la cruz que mató a Jesús, sino que fueron nuestros pecados.
La cruz fue solamente un instrumento para que Jesús pudiera salvarnos;
La puerta que le permitió entrar en la gloria.
Por toda respuesta Jesús declaró: ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va entrar en su gloria. En verdad les digo: si el grano de trigo no cae en tierra y no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. (Jn 12,23-24)
La veneramos(cruz) por que es le instrumento de nuestra salvación (Col 2,14;Ef 2,16), semejante a la serpiente de bronce (Num 21, 6-9; Sab 16,6-7;Jn 3,14-15) o al Arca de Noé (Gn 7-8; Sab 14, 6-7)
¡Bendita sea la madera que fue instrumento de tu salvación! (Sab 14,7)
Por mi, no quiero sentirme orgulloso de nada, sino DE LA CRUZ DE CRISTO JESÙS, nuestro Señor. Por el mundo ha sido crucificado para mi, y yo, para el mundo. (Gàl 6,14)
¿Es cierto que Jesús murió en un madero y no en una cruz?
No es cierto. Cuando la biblia usa la palabra madero (solamente cuatro veces), quiere decir que la cruz era de madera, y no que era simplemente un palo.
ENCIMA DE SU CABEZA habían puesto un letrero que decía por que lo habían condenado: este es Jesús, el rey de los judíos. (Mt 27,37)
Si se hubiera tratado de un palo, Jesús hubiera tenido las manos juntas y la biblia hubiera dicho que el letrero estaba puesto sobre las manos. Al decir la biblia que estaba puesto sobre su cabeza, quiere decir que Jesús tenía las manos separadas y
por lo tanto se encontraba sobre una cruz y no sobre un palo.
¿Por que lo católicos el viernes santo adoran la cruz?
El viernes Santo los católicos no adoran la cruz material, “sino el misterio de la cruz”, es decir a Cristo que por nosotros murió en la cruz. (Flp 3,18; 1 Cor 1,23)
Perspectiva
De los testigos de Jehová
Perspectiva
De la iglesia Católica
miércoles, 9 de septiembre de 2009
BAUTISMO
BAUTISMO
¿Por qué los Católicos bautizan a los niños, si no tienen pecado y todavía no han llegado al uso de razón para poder creer? La Biblia dice<
Para poder interpretar correctamente la Biblia, hay que ver todo lo que dice acerca de un determinado tema.
Pues bien, ¿Qué dice la Biblia acerca del bautismo?
1.-Los niños son pecadores, al tener el pecado que cometieron Adán y Eva, que se llama pecado original.
Pero, al castigarlos progresivamente, les daba oportunidad para que se arrepintieran.
No ignorabas, sin embargo, que su interior era perverso y que su maldad era innata, y que no cambiarían (Sab 12,10)
Tú ves que malo soy de nacimiento, PECADOR DESDE EL SENO DE MI MADRE. (Sal 51,7)
Un solo hombre pecó, y TODOS LOS HOMBRES FUERON CONSTITUIDOS PECADORES. (Rm 5,19)
2.-La Biblia no dice que se pueden bautizar solamente los adultos. Habla en forma general: niños y adultos
El que no renace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios (Jn 3,5).
Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia (Hch 16,31)
Según la costumbre de aquel tiempo, la familia abarcaba los papás, los hijos, los servidores y los esclavos (Gen 17,23-27). Con la fe del padre de familia, se asegura el bautismo para todos. Pues bien, familias enteras recibieron el bautismo (Hch 10,47-48; 1 Cor 1,16).
Lidia recibió el bautismo junto con los de SU FAMILIA. (Hch 16,15)
El carcelero, sin más demora, les lavó las heridas y se bautizó CON TODA SU FAMILIA a aquella hora de la noche. (Hch 16,33)
3.-El bautismo no sirve solamente para quitar el pecado.
También da el espíritu Santo. Si sirviera solamente para quitar el pecado, Jesús no hubiera recibido el bautismo, puesto que el no tenia pecado. Por lo tanto, el bautismo, sirve para los niños por que les confiere el don del Espíritu Santo.
Pues yo no hago más que bautizar con agua, pero él los bautizará en el Espíritu Santo (Mc 1,8).
Luego, al salir del agua, Jesús tuvo esta visión: los cielos se rasgaban, y el Espíritu Santo bajaba sobre él como paloma (Mc 1,10).
4.-Ademàs, el bautismo sirve también como puerta para entrar en la Iglesia. De otra manera, ¿Por qué san Pedro ordenó que se bautizara Cornelio con su familia, si ya habían recibido el Espíritu Santo y por lo mismo también sus pecados habían quedado perdonados? Mediante el bautismo, entraron a formar parte de la Iglesia.
Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: ¿quién podría negar el agua del bautismo a quienes han recibido el Espíritu Santo, igual que nosotros? Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo (Hch 10,47-48)
¿Por qué en la Iglesia Católica no se bautizan en el río, puesto que Jesús se bautizó en el río?
Estamos obligados a cumplir todo lo que Jesús ordenó, no todo lo que Jesús hizo. De otra manera tendríamos que vestir como el, comer, morir en la cruz, etc. Pues bien, sobre el bautismo, Jesús no dijo nada acerca de la manera cómo realizarlo.
Lo que encontramos en la Biblia, son formas prácticas de realizar el bautismo, es decir costumbres, no leyes obligatorias para todos y para siempre.
Por ejemplo, ¿cómo se bautizaron las tres mil personas que se convirtieron el día de Pentecostés, Cornelio (Hch 10, 47-48) y el carcelero con su familia (Hch 16,33), si no tenían ningún rio a su disposición? Cuando la Biblia habla del bautismo por inmersión, está presentando una costumbre y no una ley. Lo que importa es recibir el bautismo. Según los tiempos y los lugares, se establecen maneras prácticas para realizar el sacramento.
sábado, 5 de septiembre de 2009
Benedicto XVI propone la vida de fe y los sacramentos como antídoto frente a las sectas
Benedicto XVI ha presentado una vida de fe y de participación en los sacramentos como antídoto ante la expansión de las
sectas, especialmente en América Latina. Fue la consigna que dejó el pasado 6 de marzo al recibir a los obispos de
Guatemala, que han realizado su quinquenal visita «ad Limina Apostolorum» al Papa y a sus colaboradores, según
informa la agencia Zenit.
Después de haber recibido personalmente a los prelados y de leer sus informes, el Santo Padre constató que «Dios ha
bendecido al pueblo guatemalteco con un profundo sentimiento religioso, rico de expresiones populares, que han de
madurar en comunidades cristianas sólidas, celebrando con gozo su fe como miembros vivos del Cuerpo de Cristo y
fieles al fundamento de los apóstoles». «Sabéis muy bien que la firmeza de la fe y la participación en los sacramentos
hacen fuertes a vuestros fieles ante el riesgo de las sectas o de grupos pretendidamente carismáticos, que crean
desorientación y llegan a poner en peligro la comunión eclesial», añadió el Papa. En los últimos treinta y cinco años,
según algunos expertos, grupos protestantes y otras sectas religiosas habrían logrado atraer a casi el 30 por ciento de
la población, aunque los números exactos son difíciles de confirmar, pues también hay gente que abandona
posteriormente estas congregaciones. El Secretario del Movimiento Internacional de la Iglesia de Dios y de
Pentecostés, denominación evangélica, José Elías estima que en Guatemala existen actualmente unos diez mil grupos
fundamentalistas. Varios representantes de la Santa Sede han denunciado en los últimos años que Guatemala se ha
convertido en una especie de experimento para los grupos fundamentalistas de Estados Unidos para penetrar en toda
América Latina. El cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la
Salud, en declaraciones publicadas por la agencia Notimex el 3 de enero de 1999, revelaba que una de las causas de
esta invasión se encuentra en el informe redactado por Nelson A. Rockefeller para el presidente Richard Nixon en agosto
de 1969. El documento sostenía que tras el Concilio Vaticano II la Iglesia católica ha dejado de ser un aliado de confianza
para Estados Unidos y la garantía de estabilidad social en el continente (sudamericano), por lo que insistía en la
necesidad de sustituir a los católicos por otros cristianos en América Latina. Rockefeller pedía en el documento apoyar a
los grupos fundamentalistas cristianos y a movimientos como Moon y Hare Krishna. El cardenal Lozano revelaba que las
sectas se habían propuesto para el año 2000 tener entre sus filas al 50 por ciento de la población guatemalteca, objetivo
que ha fracasado.
EVANGELIO Y CULTURA EN EL CATOLICISMO LATINOAMERICANO
Un catolicismo extremadamente débil, poco identificado con sus propias raíces y abierto a cualquier tipo de influjo. Bajo
un discurso altisonante y la búsqueda de un liderazgo social, arriesga con quedarse con las manos vacías.
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1.- ¿PARA QUÉ?
Desentrañar la realidad eclesial
Desde hace algún tiempo, ésta ha sido mi preocupación más grande: hacer todo lo posible por desentrañar la realidad
eclesial, es decir, la Iglesia en carne y hueso, mirándola desde los ángulos más diferentes, para descubrir qué es lo
que le impide hoy en día moverse con soltura y dar el paso decisivo para poder cumplir cabalmente con su misión, sin
complejos ni añoranzas por el pasado.
Según mi opinión, se trata de un tema completamente nuevo, o casi, en campo teológico - pastoral. Claro que desde el
Concilio Ecuménico Vaticano II, al cambiar de perspectiva y dar prioridad al aspecto pastoral (aggiornamento = puesta
al día), ya se dio el primer paso en esta dirección. Pero todo se quedó en generalidades. Una prueba de esto fue la
sucesiva iniciativa de Juan Pablo II acerca de la Nueva Evangelización, una propuesta bastante vaga y poco operativa,
aunque sugestiva y abierta a toda posibilidad.
Ante esta situación, se empezó a utilizar el concepto de "realidad" en oposición a "doctrina". Con eso se creyó haber
aterrizado, obligando a la teología a bajar de las nubes y volverse "realista", dejando el mundo abstracto de las ideas.
Pero ¿qué pasó? Que por realidad se entendió la economía, la política y lo social, al estilo marxista, relegando lo espiritual
al mundo de lo abstracto y por lo tanto irreal.
Se habló de "análisis de la realidad" y pronto se pasó a examinar y tratar de enfrentar los problemas de orden económico,
político y social, haciendo todo, menos teología. Siguiendo por este camino, en algunos casos se llegó al extremo de
perder casi completamente la perspectiva cristiana, buscando inspiración en otras fuentes totalmente ajenas al
cristianismo.
Ahora bien, en este contexto lo que pretendo, es enfrentar directamente el problema de la realidad eclesial, para ver en
qué nos ayuda a situarnos correctamente como individuos y como comunidad cristiana en orden a la realización del plan
de Dios acerca del mundo, el género humano, la Iglesia y cada individuo.
Nuevas categorías
Para lograr esto, veo importante el manejo de algunas categorías, que me parecen bastante estimulantes, aparte de la
categoría de "realidad eclesial". En este caso quiero concretizarme a examinar el catolicismo latinoamericano a la luz de
estas dos categorías, "evangelio" y "cultura", vistas como fuentes inspiradoras del quehacer eclesial.
Manejando estas categorías, fácilmente nos damos cuenta del origen de nuestras coincidencias y nuestras
discrepancias, en orden a definir situaciones y justificar opciones. Y como consecuencia, estando cada uno consciente
del sentido de la propia opción, podemos vivir en paz sin molestarnos mutuamente y haciendo realidad también al interior
de la Iglesia lo que pretendemos hacer con los de afuera, es decir, respetarnos mutuamente, no obstante todas las
diferencias.
Separar para entender, entendernos y unir esfuerzos, hasta donde sea posible.
2.- DOS MANERAS DIFERENTES DE SER CATÓLICO
Principal fuente de inspiración
Para el catolicismo "evangélico" es la Palabra de Dios, mientras para el catolicismo "cultural" o "social" su fuente
principal de inspiración, o elemento determinante, es la cultura del pueblo, tomada en el sentido más amplio de la
palabra, es decir, el sentir de la gente, sus creencias y costumbres, la moda, sus preocupaciones, sueños y
aspiraciones.
Cuando en algunos aspectos concretos no hay coincidencia entre la manera "evangélica" de ver las cosas y la manera
"cultural" o "social", cada uno se va por su camino, justificando su actitud a la luz de su opción fundamental.
Y ahí empiezan los problemas. Los católicos "evangélicos" acusarán a los demás de ser "mundanos" o "paganos" y
estos acusarán a los católicos "evangélicos" de ser "fundamentalistas", "fanáticos" o "hipócritas", según los humores
del momento. Todo depende del papel que juegan en la propia vida el Evangelio y la Cultura o la manera de situarse
cada uno ante el Evangelio y la Cultura, la manera de ver las cosas que viene de arriba y la manera de ver las cosas
que viene de abajo.
Catolicismo según el Evangelio
Se acepta "todo" el Evangelio, aunque en algunos casos cueste. Es una "apuesta" por el Evangelio, convencidos de
que, si se trata de algo que viene de Dios, sin duda será más rico y sabroso que cualquier otra palabra "humana". Lo
ideal es "vivir según el Evangelio" hasta volverse en un "Evangelio viviente".
Por lo tanto, todo el esfuerzo del católico "evangélico" está encaminado a conocer y vivir en plenitud la Palabra de Dios,
según la enseñanza de la Iglesia, no según la moda del momento o la interpretación del teólogo famoso.
Para el catolicismo evangélico, la cultura es un vehículo para transmitir el Evangelio, de manera tal que pueda ser
debidamente asimilado, al llegar al destinatario en moldes culturalmente entendibles. En este sentido se habla de
"inculturar el Evangelio" o "Evangelio inculturado".
Si algo propio de una cultura no encaja o se opone al Evangelio, se deja a un lado. En realidad, no todo lo que forma
parte de una cultura, es "evangélicamente" correcto y aceptable. De hecho, el Evangelio tiene un plus, que rebasa la
capacidad, la sabiduría, los gustos y las exigencias puramente humanas.
Para ser un católico según el Evangelio, es necesario, por lo tanto, estar dispuesto a ir más allá de la propia cultura,
los propios gustos e intereses puramente humanos, aunque esto vaya a representar alguna renuncia. De hecho, no
puede haber aceptación total del Evangelio sin renuncia. Por otro lado, la renuncia forma parte esencial de cualquier tipo
de opción. En este sentido, el Evangelio no representa la excepción.
Al mismo tiempo, el Evangelio, al contacto con cualquier cultura, se enriquece, asumiendo algo propio de cada cultura y
descubriendo en sí mismo nuevas potencialidades, que se explicitan bajo todo tipo de estímulo. Se enriquece y
enriquece, estimulando y fecundando toda cultura con sus valores y maneras propias de sentir y ver las cosas.
Catolicismo según la cultura
Privilegia el aspecto cultural, es decir, el sentir propio de cada individuo o grupo, lo que puede ayudar a uno a satisfacer
alguna exigencia, deseo o aspiración. Por lo tanto, para este tipo de católico, el Evangelio no representa la ley suprema de
vida. Cuando tiene que optar entre el Evangelio y la cultura, el Evangelio y las creencias o costumbres, opta por la
cultura, las creencias o las costumbres.
Entre los que han optado por este tipo de catolicismo, es fácil oír expresiones como ésta: "Soy católico a mi modo", "No
soy católico fanático", "Soy creyente y nada más"; (si se trata de un presbítero) "Le doy a la gente lo que me pide", "Esto
le gusta a la gente; el cliente manda", etc.
La norma es el discurso "políticamente correcto". Se dice a la gente lo que la gente quiere escuchar y cómo lo quiere
escuchar. Se da a la gente lo que quiere, que casi siempre tiene que ver con exigencias de tipo social y material o con
sus creencias particulares, sean o no conformes al Evangelio.
Puesto que la gente pide escuelas, clínicas, misas, procesiones, bendiciones, agua bendita e imágenes, esto se le da,
no como punto de partida para ayudarla, en un segundo momento, a dar pasos concretos hacia la plenitud en Cristo y
su Iglesia a la luz del Evangelio, sino como manera propia de sentirse bien a nivel humano y cristiano, sin preocuparse
si de veras se trata de algo que le sirve para su superación moral y religiosa o se trata de un simple paliativo.
Haciendo esto, en lugar de sujetar la cultura al Evangelio, se sujeta el Evangelio a la cultura, dando origen a un
catolicismo híbrido, considerado como una manera legítima de entender y vivir la fe cristiana, no como algo provisional
mientras se busca una superación.
Entonces, en lugar de ayudar a uno a "purificar" su fe, se hace todo lo posible para que uno se afiance más en sus
creencias, manejando un lenguaje y utilizando prácticas, que están totalmente al margen de la auténtica fe cristiana,
por estar preñadas de sentido mágico.
3.- EVANGELIO Y CULTURA EN LA EXPERIENCIA DEL PASADO
Al terminar las persecuciones y contar la Iglesia con el apoyo del Estado, poco a poco el catolicismo se volvió en algo
"cultural", parte esencial del ser "ciudadano". Y decayó masivamente.
Catolicismo según el Evangelio
Solamente pocos tuvieron la oportunidad de conocer el Evangelio y tratar de vivirlo en plenitud. Resultándoles
sumamente difícil hacerlo en el mare magnun de la sociedad civil, sumida en la más grande confusión, tuvieron que huir
del mundo, buscando refugio en el desierto o la montaña. Fue la epopeya de las órdenes monásticas.
Algo increíble: en una sociedad "culturalmente católica", resultaba casi imposible vivir en paz según el Evangelio. Una
advertencia para todos los tiempos y todas las latitudes: ¡tan grande puede llegar a ser la diferencia entre el catolicismo
"evangélico" y el catolicismo "cultural", "social" o de "costumbres"! Una clave sumamente útil para interpretar la situación
en que se debate el catolicismo actual.
Pues bien, en este contexto histórico, el pacífico y seráfico San Francisco de Asís y algunos otros, decididos seguidores
de Cristo, tuvieron el valor de enarbolar la bandera del Evangelio, quedándose en el mundo y arriesgando la hoguera.
Todo esto parece una novela y sin embargo es la pura realidad histórica, donde se ve claramente hasta qué punto puede
llegar la diferencia entre el catolicismo "evangélico" y el catolicismo "cultural", que muchas veces se identifica con la
simple religiosidad natural con una "pantalla cristiana".
Catolicismo según la cultura
Aunque todo fuera católico y no hubiera ninguna oposición abierta contra la religión católica, en la práctica cada uno vivía la
fe a su modo. Lo que importaba era la doctrina, no la práctica. Por lo tanto, mientras no se admitía ningún tipo de
disidencia a nivel doctrinal, a nivel práctico había de todo, dilatando la inmoralidad en largos estratos de la sociedad,
hasta en el alto clero.
En este contexto, puesto que el ministerio eclesiástico era fuente de prestigio, poder y bienestar económico, una enorme
cantidad de gente escogía la "carrera eclesiástica" como manera de satisfacer su deseo de superación humana, sin
preocuparse demasiado por los valores específicamente evangélicos. De ahí los urgentes reclamos de una "reforma",
que, al no darse pacíficamente a tiempo y dentro de la Iglesia, llegó a desgarrar la cristiandad.
4.- REALIDAD ECLESIAL ACTUAL
Una pregunta: "¿Qué nos dice el pasado con relación al presente?" Según mi opinión, cambian las formas, pero queda
igual la substancia. El problema sigue vigente, aunque se haga todo lo posible por ocultarlo. Ni modo. La realidad es lo
que es y tarde o temprano se impone.
Ahí está el éxodo silencioso de las masas católicas, hastiadas por un tipo de catolicismo que, a nivel masivo, no tiene
sentido.
Catolicismo según el Evangelio
Generalmente se identifica con los grupos apostólicos y los movimientos eclesiales, que representan la versión moderna
de las congregaciones religiosas y la versión católica de los grupos que surgieron en el ámbito del protestantismo histórico
desde los inicios del 1800 y actualmente representan la vanguardia del cristianismo con un fervor misionero
incontenible, hasta llegar al más descarado proselitismo religioso.
En ellos prevalece el elemento laical y están marcados por un fuerte deseo de autenticidad cristiana, a la luz de la
Palabra de Dios. En muchas partes, representan la única esperanza para el futuro de la Iglesia, con una fe sencilla y
genuina y un entusiasmo contagioso, y al mismo tiempo representan un baluarte seguro ante el acoso de los grupos
proselitistas, siempre que cuenten con una oportuna orientación al respecto.
Catolicismo según la cultura
Refleja las aspiraciones, los valores y en general la manera de sentir de la sociedad en general, en un esfuerzo por
eliminar la pobreza material y conseguir más bienestar social para todos. Al mismo tiempo, manifiesta cierta alergia
hacia los valores estrictamente espirituales y un rechazo rotundo hacia la aceptación de Cristo como el "único" salvador
del mundo y la pretensión de la Iglesia Católica de ser en plenitud la Iglesia de Cristo.
Su ideal es la mediocridad. Visto que la montaña es demasiado alta y solamente pocos la logran escalar, tratan de
rebajarla para dar a todos la posibilidad de alcanzar la cima y no se note la diferencia entre los más decididos y los
flojos. Tratan de trasladar en la Iglesia la manera de pensar que prevalece en la sociedad.
Según ellos, hay muchos caminos de salvación, igualmente aceptables y válidos, haciendo una enorme confusión entre
el aspecto subjetivo de la salvación (se puede alcanzar la salvación, aunque no se conozca a Cristo y su Iglesia) y el
aspecto objetivo (todos los que alcanzan la salvación, la alcanzan, consciente o inconscientemente, por Cristo, que es la
cabeza, y la Iglesia, que es su Cuerpo Místico, unida a él de manera indisoluble).
No se dan cuenta, o no quieren darse cuenta, de que también los que no son cristianos, si se salvan, es siempre por la
sangre de Cristo, íntimamente unido a su Iglesia, y no por la intervención de Moisés, Buda, Confucio o Mahoma. Pues
bien, aunque se trate de una doctrina fundamental dentro de la Iglesia Católica, de todos modos la rechazan, con tal de
llevarse bien con todos y así aplanar el camino para la comprensión y el diálogo entre todos.
En esto consiste precisamente su propósito fundamental: por encima de todo poner, no la Palabra de Dios, sino el
sentirse bien y el llevarse bien con todos y, por lo que se refiere a la Biblia como Palabra de Dios, tratar de rebajarla lo
más posible mediante todo tipo de análisis "científicos" y equiparándola a los libros sagrados de otras tradiciones
religiosas, considerados igualmente como "Palabra de Dios".
Por todo lo anterior, en la práctica, este tipo de catolicismo representa un virus dentro de la Iglesia, que la está
carcomiendo poco a poco, sirviéndose de cualquier pretexto y manejando todo tipo de "relectura" bíblica y argucia con
tal de reducir a lo mínimo lo "bíblicamente" seguro, especialmente por lo que se refiere a Cristo y "su" Iglesia.
Pues bien, en esta línea están la Teología de la Liberación y la Teología India. Se trata de formas "culturales" de entender
y vivir la fe católica. Mientras haya coincidencia con el Evangelio, no hay problema. Las dificultades empiezan, cuando no
hay coincidencia. Entonces, entre el Evangelio y la Cultura con sus creencias y costumbres, sus seguidores optan por la
Cultura; entre la sabiduría divina y la humana, optan por la humana; entre los valores espirituales y terrenales, optan por
los valores terrenales.
De ahí su preferencia por la Religiosidad Popular, considerada como camino de salvación a secas y cobijo seguro para
una fe, que muchas veces no tiene nada que ver con los auténticos valores cristianos y raya en el paganismo más
rastrero.
Lo escalofriante de la situación es que en este tipo de catolicismo no se encuentran solamente los católicos poco
ilustrados religiosamente, sino también muchos elementos del clero y la vida consagrada, que están metidos hasta el
cuello en este tipo de religiosidad, manifestando mucha preocupación por lo social y las costumbres de la gente y poca
sensibilidad por una vida según el Evangelio. "Las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás
concupiscencias les invaden y ahogan la palabra, que queda sin fruto" (Mc 4, 19).
De ahí su rechazo a implantar la Biblia en la catequesis presacramental y en las devociones populares, considerando su
contenido como "imaginaciones del pasado", con poca o nula utilidad para resolver los problemas concretos, que se
presentan en la sociedad actual.
Sin duda, viéndose las cosas desde esta perspectiva, no se vislumbra ningún futuro viable para el catolicismo
latinoamericano, dándose por descontada su lenta agonía ante el ansia devoradora de los grupos proselitistas, la Nueva
Era y un sinfín de movimientos culturales y religiosos.
La pregunta es: "¿Se trata de algo fatal, que no tiene remedio, o existe alguna posibilidad de revertir la situación?"
5.- PEQUEÑAS COMUNIDADES CRISTIANAS
Son los lugares en que están confluyendo los dos tipos de catolicismo, que estamos examinando: el "evangélico" en
los grupos apostólicos y los que están integrados a los movimientos eclesiales y el "cultural" o "social" en las
Comunidades Eclesiales de Base.
Grupos apostólicosy movimientos eclesiales
Por lo general, gozan de buena salud y tienen un futuro promisorio, al contar con una identidad propia y suficientes
vocaciones que salen de sus filas. Cada uno tiene un carisma, un origen, una organización, unos objetivos y unos
métodos propios de evangelización, forjados en la experiencia.
Representan la voz genuina del laicado, en colaboración con el clero y la vida consagrada. Su visión y acción van más
allá de los estrechos confines parroquiales. Además, cuentan con un sistema económico propio, sin depender de las
migajas que les puedan caer de la mesa clerical.
Sus dirigentes son auténticos líderes, fogueados en el campo de la evangelización, y sus miembros nacen de una decisión
personal. Su misma existencia nos dice cómo es posible vivir la auténtica fe católica por convicción y no solamente por
tradición.
En muchos casos, tienen que enfrentarse a la oposición, que les viene desde afuera y desde adentro de la misma Iglesia.
De todos modos, contando con una identidad propia y una buena motivación, tienen suficiente fuerza para perseverar, no
obstante todas las dificultades que se les puedan presentar, a menos que la oposición no sea tan radical hasta negarles
los sacramentos.
En este caso, los que pueden, buscan apoyo por otro lado y los demás... están en las manos de Dios. ¡Hasta qué
punto puede llegar el rechazo al interior de la misma Iglesia por querer seguir a Cristo con radicalidad!
Comunidades Eclesiales de Base
Generalmente están hechas a imagen y semejanza del clero y la vida consagrada y están enteramente a su servicio.
Sin voz propia ni liderazgo propio. Pura caja de resonancia. El último peldaño de un sistema piramidal asfixiante.
Van y vienen, según los humores del clero y la vida consagrada, que las mantienen en vida artificialmente y las
manejan a su antojo.
Para florecer, necesitan casi siempre el humus del conflicto social y el apoyo del poder clerical. Cuando no se da esto,
normalmente languidecen hasta desaparecer.
No cuentan con vida propia, al carecer de un carisma propio, ideales propios y organización propia. Son apéndices del
clero y la vida consagrada. De ahí su importancia en los documentos oficiales, aunque en la práctica brillan por su
ausencia o ineficacia apostólica.
¿Está equivocado, entonces, llamar a la parroquia "Comunidad de comunidades"? No. Siempre y cuando por
"comunidades" no se entienda solamente a las Comunidades Eclesiales de Base, sino a cualquier tipo de pequeña
comunidad cristiana, espontánea, provisional o integrada a un movimiento eclesial o grupo apostólico. 6.-
CONSECUENCIAS DE TIPO TEOLÓGICO Y DISCIPLINAR
A lo largo de la historia, siempre se han presentado problemas en el quehacer eclesial. El momento actual, sin duda, no
representa la excepción. Veamos.
PASADO
- Ministros indignos: doctrina del ex opere operato
En el pasado se presentó el problema de los ministros indignos y se solucionó con la doctrina del ex opere operato,
desligando la validez del sacramento de la situación moral del ministro.
- Simonía: penas canónicas
También se presentó el problema del comercio de las cosas sagradas y, en especial, de los sacramentos, y se trató de
solucionarlo imponiendo penas canónicas a los trasgresores.
PRESENTE
- Ministros con desviación doctrinal: ¿Es válida su ordenación?
Ahora la situación es más grave, puesto que se trata de desviación doctrinal en asuntos de suma importancia, como son
el papel de Cristo y la Iglesia en orden a la salvación del género humano, y el sentido de la Biblia como "Palabra de
Dios".
Como punta de lanza en esta línea, hay algunos curas, que se declaran al mismo tiempo "sacerdotes católicos" y
"sacerdotes mayas", ejerciendo en los dos niveles. Celebran la misa, bautizan, casan por la Iglesia, absuelven de los
pecados y al mismo tiempo van a la montaña para ofrecer sacrificios a los dioses o fuerzas de la naturaleza.
Durante la Eucaristía o la celebración de la Palabra, utilizan el Popol Vuh como primera lectura y el Evangelio como
segunda lectura, dando a entender que en el fondo todo es Palabra de Dios. Además, puesto que, según ellos, el
cristianismo les fue impuesto por los misioneros que llegaron de afuera, lo mejor sería poder regresar a la antigua cultura
con las antiguas creencias y ritos religiosos.
Así que, por razones de tipo "cultural", llegan al más burdo sincretismo religioso, juntando tranquilamente lo "cristiano"
con lo "pagano".
Pues bien, ¿cómo hay que ver todo eso, a la luz de la Palabra de Dios y la doctrina de la Iglesia? ¿Cómo tiene que
comportarse un feligrés ante este tipo de pastores? ¿Hasta qué punto un católico "evangélico" está obligado a
obedecerles?
En concreto: ¿Son válidos los sacramentos administrados con esa mentalidad? Más concreto aún: Si alguien recibe
la ordenación con ese tipo de mentalidad, ¿es válida?
Quiero solamente apuntar un problema de tipo pastoral y teológico.
- Simonía: ¿Por qué no se interviene?
¿Acaso se trata de un problema ya superado, que no tiene nada que ver con la situación actual de la Iglesia? ¿Por qué,
entonces, las autoridades competentes no hacen nada al respecto, permitiendo que se siga con abusos tan fragrantes
en una materia tan delicada? ¿Acaso no se dan cuenta de que hay curas que celebran hasta 10-15 misas diarias, como
tiroteo de metralleta y con grave escándalo para la comunidad cristiana?
Además, hay misas con 10-20-30 y más intenciones y cada una con su respectiva cuota. A veces, para leer todas
estas intenciones dos o tres veces durante la misa, se tiene que hacer todo de prisa, con bastante molestia de parte de
la gente que no está conforme con esa manera de llevar las cosas en la Iglesia.
Por eso no hay tiempo para la enseñanza y el pastoreo. Ahora bien, si esto no es simonía, díganme, entonces, en qué
consiste la simonía.
No me dirán que todo eso es fruto de celo apostólico. Si quieren una prueba, quítenles la recompensa económica que
perciben por estos "servicios" y verán si esos curas siguen con el mismo ritmo de "trabajo".
¿Por qué, entonces, no se interviene en ese asunto? ¿No será por la ley de la demanda y la oferta? Puesto que
contamos ya con tan pocos curas, ni modo, tenemos que aceptarlos así como son. De otra manera, si nos ponemos
quisquillosos con ellos, arriesgamos con quedarnos sin nada.
Ante esta situación, mi pregunta es: ¿No habrá llegado el tiempo de poner mano al hacha (Mt 3, 10) y pensar en algo
diferente para el futuro de la Iglesia? En realidad, de seguir así, no veo otro futuro posible que la derrota. De hecho,
¿qué se puede hacer con tan pocos ministros ordenados y estos dedicados casi exclusivamente al culto?
7.- INTENTOS DE SOLUCIÓN
- Separar la economía del culto.
Es el primer paso que hay que dar. Solamente así se despeja el panorama, se empiezan a ver las cosas en la
perspectiva correcta y a enfrentar los problemas con la actitud correcta. ¿Y para encontrar los recursos económicos
necesarios para sostener a los ministros y en general sufragar los gastos del culto?
¿Qué nos dice la Biblia al respecto? ¿Cuál fue la experiencia de las primeras generaciones cristianas? ¿Cómo hacen
hoy en día los de la competencia? Pues bien, ¿por qué no hacemos el intento de ponernos de una vez en el camino
correcto? ¿Qué estamos esperando? ¿Por qué no nos decidimos de una vez a cortar por lo sano?
Se supone que en cada parroquia habrá un cierto número de feligreses comprometidos. Pues bien, que cada uno de
estos se comprometa a ofrecer periódicamente una aportación económica, según sus posibilidades y el grado de su
entrega a las cosas de Dios. Y con eso se arranca con un nuevo estilo de pastoral. Se deja de una vez la costumbre de
dedicar tiempo y energías en asuntos de poca trascendencia en orden a la misión de la Iglesia, como son las misas para
cualquier cosa con el único objetivo de recaudar fondos económicos, descuidando lo más importante.
Después, poco a poco, dedicando más tiempo y energía a la evangelización y el pastoreo, aumentará el número de los
católicos comprometidos y con eso la posibilidad de contar con más recursos económicos, que se podrían invertir en
apoyar económicamente a más agentes de pastoral, hasta no cubrir todas las necesidades espirituales de la comunidad
cristiana.
Es posible que algunos presbíteros, ante esta perspectiva, prefieran retirarse de una vez por no sentirse en condiciones
de dar este paso. De hecho, no faltan presbíteros que se sienten totalmente alérgicos a la evangelización y el pastoreo,
tanto que, al no contar con recursos económicos suficientes mediante la administración de los sacramentos, muchas veces
se dedican a la enseñanza en los colegios o a otro tipo de actividades. Es que en el seminario no les enseñaron a ser
pastores de almas, sino administradores de sacramentos.
Ni modo. Todo cambio implica siempre dificultades y sufrimiento. Sin embargo, si hay fe en el poder de Dios y los
destinos de la Iglesia, todo se resuelve. No nos olvidemos de las palabras de Jesús: "Busquen primero el Reino de
Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura" (Mt 6, 33).
De otra manera, todo se vuelve en pura palabrería: hablar tanto en favor de los pobres y al mismo tiempo hacer poco o
nada para que se superen, dejando que se ahoguen en ritos, agua bendita, imágenes y procesiones, a la insignia de la
dichosa Religiosidad Popular, un recurso "teológico" para camuflar una actitud de desinterés, abandono y hasta
explotación.
De todos modos, si esto funcionó en el pasado, hoy ya no funciona, puesto que la competencia se está encargando de
abrir los ojos a nuestra gente, que, disgustada, nos abandona en busca de aires más puros.
Posiblemente por esta razón, los fautores de la Religiosidad Popular, al sentirse responsables del gran abandono en que
viven las masas católicas, creen acallar su conciencia, haciéndose de la vista gorda y permitiendo que su gente
fácilmente se pase a los grupos proselitistas. No se olviden que un día tendrán que rendir cuentas al Pastor supremo,
por no haber cumplido con su obligación de evangelizar y apacentar al pueblo de Dios (Mc 16, 15; Hech 20, 28).
- Establecer parroquias personales.
La Iglesia Católica ya cuenta con algunos métodos efectivos de evangelización y pastoreo, surgidos en las últimas
décadas y válidos para estos tiempos. Son los métodos manejados por muchos grupos apostólicos y movimientos
eclesiales. Ahora bien, para que dichos caminos de fe se perfeccionen más y puedan explicitar a lo máximo sus
potencialidades, sugiero que se otorguen a los asesores eclesiásticos de dichas organizaciones facultades especiales
para que puedan administrar los sacramentos a sus integrantes, en la línea de las parroquias personales. Se puede
empezar haciendo algún experimento, para ver su eficacia y funcionalidad.
En el fondo, se trata de replantear hoy en día la estrategia que se manejó en el pasado mediante las órdenes y las
congregaciones religiosas, que inyectaron en las diócesis un nuevo fervor religioso con su presencia carismática. De
hecho, hoy en día los grupos apostólicos y los movimientos eclesiales están dando el relevo a estas instituciones y
representan el nuevo soplo del Espíritu, que puede dar a la Iglesia una nueva vitalidad.
Aunque esto no sea suficiente para marcar un nuevo rumbo a la Iglesia, de todos modos, representa una buena base
para empezar a pensar en un proyecto operativo global, capaz de revertir la situación e infundir esperanza en los
corazones abatidos.
8.- ACTITUD DE CONVERSIÓN
Regreso al Evangelio
Si se examinan los documentos oficiales, es lamentable notar cómo, durante los últimos 40 años, la Iglesia
latinoamericana por lo general ha privilegiado la manera "cultural" de ver las cosas, descuidando lo primordial de su
misión, que consiste precisamente en formar a "discípulos y misioneros" de Cristo.
Según mi opinión, ha sido un grave error, cuyas consecuencias aún no alcanzamos a percibir y medir suficientemente,
un error que está llevando al catolicismo latinoamericano hacia el derrumbe, teniendo en cuenta de una manera
especial la presión de los grupos proselitistas.
Pues bien, es tiempo de rectificar el rumbo, superando la tentación de empecinarnos en un camino que no tiene salida.
No nos olvidemos del refrán: "Errar es humano; persistir en el error es diabólico". Empecemos, por lo tanto, a revisar
todo a la luz de la fe, poniendo en primer lugar el anuncio y la vivencia del Evangelio, como manera propia de contribuir
al progreso de nuestros pueblos, cumpliendo al mismo tiempo con nuestra misión específica.
Cambios necesarios
Naturalmente esto nos llevará a muchos cambios más dentro de la Iglesia, para que pueda situarse adecuadamente
en el contexto histórico actual y cumplir con su misión.
- Seminarios.
Puesto que el futuro presbítero tiene que dedicarse esencialmente a la evangelización y el pastoreo, desde el seminario
tiene que ser preparado y entrenado para eso. Ya no será suficiente que se le prepare solamente en el aspecto
doctrinal. Teoría y práctica. Una vuelta de 180 grados en la formación de los futuros pastores de almas, que sin duda va
a exigir muchos sacrificios.
- Ministerios.
Si la meta es superar el concepto de Religiosidad Popular como camino de salvación y atender a todo católico
personalmente, para que se vuelva en "nueva creatura" en Cristo, necesariamente se tiene que reorganizar todo el
aparato ministerial dentro de la Iglesia, dando a cada católico comprometido la posibilidad de ofrecer un servicio según el
grado de su entrega y el don recibido. Y que todo servicio sea jurídicamente reconocido y económicamente remunerado,
según las posibilidades concretas de cada comunidad.
En esta línea de pensamiento, la promoción del diaconado permanente sería algo prioritario, como puente entre el
presbiterio y el pueblo en general.
- Seguridad doctrinal.
Es algo esencial para que el católico pueda hacer un camino de fe para volverse en "discípulo y misionero" de Cristo. Es
necesario que conozca su identidad como miembro de la única Iglesia que fundó Cristo, que es el único salvador del
género humano, y al mismo tiempo conozca la respuesta a las objeciones y los cuestionamientos, que vienen de los
que tratan de confundirlo. Sin esta seguridad, no puede haber decisión en el seguimiento de Cristo y mucho menos
entusiasmo y fervor misionero.
- Purificación de las costumbres.
En esta nueva perspectiva de fidelidad al Evangelio, no queda espacio para la mezcla entre la fe y el pecado, como se
acostumbra actualmente en muchos lugares con ocasión de las fiestas religiosas o la recepción de los sacramentos, en
que se junta el encuentro con Dios con la borrachera o la diversión escandalosa.
Que los acontecimientos de fe vayan tomando en la vida del cristiano el lugar que les corresponde, como momentos de
gracia y motivo de mayor compromiso cristiano, en un clima de convivencia y sano esparcimiento. Que por lo menos
como Iglesia tengamos una actitud firme y decidida al respecto, no dando a nadie motivo de confusión o escándalo.
CONCLUSIÓN
El pueblo latinoamericano aún parece obsesionado por el trauma de la conquista, deseoso de cortar con su pasado
colonial y siempre mirando hacia Europa en busca de un gesto de aprobación, incapaz de buscar por sí solo su sitio en el
concierto de los pueblos y marcar con plena libertad y originalidad su rumbo para el futuro.
Se parece a un adolescente celoso por sus descubrimientos, caprichudo y dispuesto a perderlo todo, con tal de no
reconocer sus errores y su falta de perspectiva clara.
Bajo un manto de retórica y el gesto heroico, esconde un drama existencial, cuyo desenlace rebasa toda posibilidad de
intervención y depende esencialmente de factores extraños e incontrolables.
Abrumado por la miseria y sin utopías factibles para el futuro, prefiere descargar toda responsabilidad en el destino o el
hombre de la Providencia, el líder carismático, que todo lo resuelve como por arte de magia, más allá de toda previsión
humana. De ahí también su miedo a la libertad y fácil aceptación de todo tipo de autoritarismo.
¿Y la Iglesia? No está exenta de los mismos traumas, vicios y sueños. En el discurso ampuloso, exuberante y
complaciente esconde una actitud de inseguridad y búsqueda de caminos, hasta que no aparezca la estrella, que la
lleve a Belén.
+++++++++++++++++++++++++++++++
Si con estas reflexiones en algo puedo contribuir a descubrir el alma del catolicismo latinoamericano y a estimular
algunos de sus músculos atrofiados, me doy por bien servido.
Por otro lado, si alguien querrá compartir sus reflexiones al respecto, le estaré muy agradecido.
Que todo sea ad maiorem Dei gloriam.
++++++++++++++++++++++++++++++++
Managua, Nicaragua, C.A., a 17 de enero de 2008. P. Flaviano Amatulli Valente, fmap.
un discurso altisonante y la búsqueda de un liderazgo social, arriesga con quedarse con las manos vacías.
==================
1.- ¿PARA QUÉ?
Desentrañar la realidad eclesial
Desde hace algún tiempo, ésta ha sido mi preocupación más grande: hacer todo lo posible por desentrañar la realidad
eclesial, es decir, la Iglesia en carne y hueso, mirándola desde los ángulos más diferentes, para descubrir qué es lo
que le impide hoy en día moverse con soltura y dar el paso decisivo para poder cumplir cabalmente con su misión, sin
complejos ni añoranzas por el pasado.
Según mi opinión, se trata de un tema completamente nuevo, o casi, en campo teológico - pastoral. Claro que desde el
Concilio Ecuménico Vaticano II, al cambiar de perspectiva y dar prioridad al aspecto pastoral (aggiornamento = puesta
al día), ya se dio el primer paso en esta dirección. Pero todo se quedó en generalidades. Una prueba de esto fue la
sucesiva iniciativa de Juan Pablo II acerca de la Nueva Evangelización, una propuesta bastante vaga y poco operativa,
aunque sugestiva y abierta a toda posibilidad.
Ante esta situación, se empezó a utilizar el concepto de "realidad" en oposición a "doctrina". Con eso se creyó haber
aterrizado, obligando a la teología a bajar de las nubes y volverse "realista", dejando el mundo abstracto de las ideas.
Pero ¿qué pasó? Que por realidad se entendió la economía, la política y lo social, al estilo marxista, relegando lo espiritual
al mundo de lo abstracto y por lo tanto irreal.
Se habló de "análisis de la realidad" y pronto se pasó a examinar y tratar de enfrentar los problemas de orden económico,
político y social, haciendo todo, menos teología. Siguiendo por este camino, en algunos casos se llegó al extremo de
perder casi completamente la perspectiva cristiana, buscando inspiración en otras fuentes totalmente ajenas al
cristianismo.
Ahora bien, en este contexto lo que pretendo, es enfrentar directamente el problema de la realidad eclesial, para ver en
qué nos ayuda a situarnos correctamente como individuos y como comunidad cristiana en orden a la realización del plan
de Dios acerca del mundo, el género humano, la Iglesia y cada individuo.
Nuevas categorías
Para lograr esto, veo importante el manejo de algunas categorías, que me parecen bastante estimulantes, aparte de la
categoría de "realidad eclesial". En este caso quiero concretizarme a examinar el catolicismo latinoamericano a la luz de
estas dos categorías, "evangelio" y "cultura", vistas como fuentes inspiradoras del quehacer eclesial.
Manejando estas categorías, fácilmente nos damos cuenta del origen de nuestras coincidencias y nuestras
discrepancias, en orden a definir situaciones y justificar opciones. Y como consecuencia, estando cada uno consciente
del sentido de la propia opción, podemos vivir en paz sin molestarnos mutuamente y haciendo realidad también al interior
de la Iglesia lo que pretendemos hacer con los de afuera, es decir, respetarnos mutuamente, no obstante todas las
diferencias.
Separar para entender, entendernos y unir esfuerzos, hasta donde sea posible.
2.- DOS MANERAS DIFERENTES DE SER CATÓLICO
Principal fuente de inspiración
Para el catolicismo "evangélico" es la Palabra de Dios, mientras para el catolicismo "cultural" o "social" su fuente
principal de inspiración, o elemento determinante, es la cultura del pueblo, tomada en el sentido más amplio de la
palabra, es decir, el sentir de la gente, sus creencias y costumbres, la moda, sus preocupaciones, sueños y
aspiraciones.
Cuando en algunos aspectos concretos no hay coincidencia entre la manera "evangélica" de ver las cosas y la manera
"cultural" o "social", cada uno se va por su camino, justificando su actitud a la luz de su opción fundamental.
Y ahí empiezan los problemas. Los católicos "evangélicos" acusarán a los demás de ser "mundanos" o "paganos" y
estos acusarán a los católicos "evangélicos" de ser "fundamentalistas", "fanáticos" o "hipócritas", según los humores
del momento. Todo depende del papel que juegan en la propia vida el Evangelio y la Cultura o la manera de situarse
cada uno ante el Evangelio y la Cultura, la manera de ver las cosas que viene de arriba y la manera de ver las cosas
que viene de abajo.
Catolicismo según el Evangelio
Se acepta "todo" el Evangelio, aunque en algunos casos cueste. Es una "apuesta" por el Evangelio, convencidos de
que, si se trata de algo que viene de Dios, sin duda será más rico y sabroso que cualquier otra palabra "humana". Lo
ideal es "vivir según el Evangelio" hasta volverse en un "Evangelio viviente".
Por lo tanto, todo el esfuerzo del católico "evangélico" está encaminado a conocer y vivir en plenitud la Palabra de Dios,
según la enseñanza de la Iglesia, no según la moda del momento o la interpretación del teólogo famoso.
Para el catolicismo evangélico, la cultura es un vehículo para transmitir el Evangelio, de manera tal que pueda ser
debidamente asimilado, al llegar al destinatario en moldes culturalmente entendibles. En este sentido se habla de
"inculturar el Evangelio" o "Evangelio inculturado".
Si algo propio de una cultura no encaja o se opone al Evangelio, se deja a un lado. En realidad, no todo lo que forma
parte de una cultura, es "evangélicamente" correcto y aceptable. De hecho, el Evangelio tiene un plus, que rebasa la
capacidad, la sabiduría, los gustos y las exigencias puramente humanas.
Para ser un católico según el Evangelio, es necesario, por lo tanto, estar dispuesto a ir más allá de la propia cultura,
los propios gustos e intereses puramente humanos, aunque esto vaya a representar alguna renuncia. De hecho, no
puede haber aceptación total del Evangelio sin renuncia. Por otro lado, la renuncia forma parte esencial de cualquier tipo
de opción. En este sentido, el Evangelio no representa la excepción.
Al mismo tiempo, el Evangelio, al contacto con cualquier cultura, se enriquece, asumiendo algo propio de cada cultura y
descubriendo en sí mismo nuevas potencialidades, que se explicitan bajo todo tipo de estímulo. Se enriquece y
enriquece, estimulando y fecundando toda cultura con sus valores y maneras propias de sentir y ver las cosas.
Catolicismo según la cultura
Privilegia el aspecto cultural, es decir, el sentir propio de cada individuo o grupo, lo que puede ayudar a uno a satisfacer
alguna exigencia, deseo o aspiración. Por lo tanto, para este tipo de católico, el Evangelio no representa la ley suprema de
vida. Cuando tiene que optar entre el Evangelio y la cultura, el Evangelio y las creencias o costumbres, opta por la
cultura, las creencias o las costumbres.
Entre los que han optado por este tipo de catolicismo, es fácil oír expresiones como ésta: "Soy católico a mi modo", "No
soy católico fanático", "Soy creyente y nada más"; (si se trata de un presbítero) "Le doy a la gente lo que me pide", "Esto
le gusta a la gente; el cliente manda", etc.
La norma es el discurso "políticamente correcto". Se dice a la gente lo que la gente quiere escuchar y cómo lo quiere
escuchar. Se da a la gente lo que quiere, que casi siempre tiene que ver con exigencias de tipo social y material o con
sus creencias particulares, sean o no conformes al Evangelio.
Puesto que la gente pide escuelas, clínicas, misas, procesiones, bendiciones, agua bendita e imágenes, esto se le da,
no como punto de partida para ayudarla, en un segundo momento, a dar pasos concretos hacia la plenitud en Cristo y
su Iglesia a la luz del Evangelio, sino como manera propia de sentirse bien a nivel humano y cristiano, sin preocuparse
si de veras se trata de algo que le sirve para su superación moral y religiosa o se trata de un simple paliativo.
Haciendo esto, en lugar de sujetar la cultura al Evangelio, se sujeta el Evangelio a la cultura, dando origen a un
catolicismo híbrido, considerado como una manera legítima de entender y vivir la fe cristiana, no como algo provisional
mientras se busca una superación.
Entonces, en lugar de ayudar a uno a "purificar" su fe, se hace todo lo posible para que uno se afiance más en sus
creencias, manejando un lenguaje y utilizando prácticas, que están totalmente al margen de la auténtica fe cristiana,
por estar preñadas de sentido mágico.
3.- EVANGELIO Y CULTURA EN LA EXPERIENCIA DEL PASADO
Al terminar las persecuciones y contar la Iglesia con el apoyo del Estado, poco a poco el catolicismo se volvió en algo
"cultural", parte esencial del ser "ciudadano". Y decayó masivamente.
Catolicismo según el Evangelio
Solamente pocos tuvieron la oportunidad de conocer el Evangelio y tratar de vivirlo en plenitud. Resultándoles
sumamente difícil hacerlo en el mare magnun de la sociedad civil, sumida en la más grande confusión, tuvieron que huir
del mundo, buscando refugio en el desierto o la montaña. Fue la epopeya de las órdenes monásticas.
Algo increíble: en una sociedad "culturalmente católica", resultaba casi imposible vivir en paz según el Evangelio. Una
advertencia para todos los tiempos y todas las latitudes: ¡tan grande puede llegar a ser la diferencia entre el catolicismo
"evangélico" y el catolicismo "cultural", "social" o de "costumbres"! Una clave sumamente útil para interpretar la situación
en que se debate el catolicismo actual.
Pues bien, en este contexto histórico, el pacífico y seráfico San Francisco de Asís y algunos otros, decididos seguidores
de Cristo, tuvieron el valor de enarbolar la bandera del Evangelio, quedándose en el mundo y arriesgando la hoguera.
Todo esto parece una novela y sin embargo es la pura realidad histórica, donde se ve claramente hasta qué punto puede
llegar la diferencia entre el catolicismo "evangélico" y el catolicismo "cultural", que muchas veces se identifica con la
simple religiosidad natural con una "pantalla cristiana".
Catolicismo según la cultura
Aunque todo fuera católico y no hubiera ninguna oposición abierta contra la religión católica, en la práctica cada uno vivía la
fe a su modo. Lo que importaba era la doctrina, no la práctica. Por lo tanto, mientras no se admitía ningún tipo de
disidencia a nivel doctrinal, a nivel práctico había de todo, dilatando la inmoralidad en largos estratos de la sociedad,
hasta en el alto clero.
En este contexto, puesto que el ministerio eclesiástico era fuente de prestigio, poder y bienestar económico, una enorme
cantidad de gente escogía la "carrera eclesiástica" como manera de satisfacer su deseo de superación humana, sin
preocuparse demasiado por los valores específicamente evangélicos. De ahí los urgentes reclamos de una "reforma",
que, al no darse pacíficamente a tiempo y dentro de la Iglesia, llegó a desgarrar la cristiandad.
4.- REALIDAD ECLESIAL ACTUAL
Una pregunta: "¿Qué nos dice el pasado con relación al presente?" Según mi opinión, cambian las formas, pero queda
igual la substancia. El problema sigue vigente, aunque se haga todo lo posible por ocultarlo. Ni modo. La realidad es lo
que es y tarde o temprano se impone.
Ahí está el éxodo silencioso de las masas católicas, hastiadas por un tipo de catolicismo que, a nivel masivo, no tiene
sentido.
Catolicismo según el Evangelio
Generalmente se identifica con los grupos apostólicos y los movimientos eclesiales, que representan la versión moderna
de las congregaciones religiosas y la versión católica de los grupos que surgieron en el ámbito del protestantismo histórico
desde los inicios del 1800 y actualmente representan la vanguardia del cristianismo con un fervor misionero
incontenible, hasta llegar al más descarado proselitismo religioso.
En ellos prevalece el elemento laical y están marcados por un fuerte deseo de autenticidad cristiana, a la luz de la
Palabra de Dios. En muchas partes, representan la única esperanza para el futuro de la Iglesia, con una fe sencilla y
genuina y un entusiasmo contagioso, y al mismo tiempo representan un baluarte seguro ante el acoso de los grupos
proselitistas, siempre que cuenten con una oportuna orientación al respecto.
Catolicismo según la cultura
Refleja las aspiraciones, los valores y en general la manera de sentir de la sociedad en general, en un esfuerzo por
eliminar la pobreza material y conseguir más bienestar social para todos. Al mismo tiempo, manifiesta cierta alergia
hacia los valores estrictamente espirituales y un rechazo rotundo hacia la aceptación de Cristo como el "único" salvador
del mundo y la pretensión de la Iglesia Católica de ser en plenitud la Iglesia de Cristo.
Su ideal es la mediocridad. Visto que la montaña es demasiado alta y solamente pocos la logran escalar, tratan de
rebajarla para dar a todos la posibilidad de alcanzar la cima y no se note la diferencia entre los más decididos y los
flojos. Tratan de trasladar en la Iglesia la manera de pensar que prevalece en la sociedad.
Según ellos, hay muchos caminos de salvación, igualmente aceptables y válidos, haciendo una enorme confusión entre
el aspecto subjetivo de la salvación (se puede alcanzar la salvación, aunque no se conozca a Cristo y su Iglesia) y el
aspecto objetivo (todos los que alcanzan la salvación, la alcanzan, consciente o inconscientemente, por Cristo, que es la
cabeza, y la Iglesia, que es su Cuerpo Místico, unida a él de manera indisoluble).
No se dan cuenta, o no quieren darse cuenta, de que también los que no son cristianos, si se salvan, es siempre por la
sangre de Cristo, íntimamente unido a su Iglesia, y no por la intervención de Moisés, Buda, Confucio o Mahoma. Pues
bien, aunque se trate de una doctrina fundamental dentro de la Iglesia Católica, de todos modos la rechazan, con tal de
llevarse bien con todos y así aplanar el camino para la comprensión y el diálogo entre todos.
En esto consiste precisamente su propósito fundamental: por encima de todo poner, no la Palabra de Dios, sino el
sentirse bien y el llevarse bien con todos y, por lo que se refiere a la Biblia como Palabra de Dios, tratar de rebajarla lo
más posible mediante todo tipo de análisis "científicos" y equiparándola a los libros sagrados de otras tradiciones
religiosas, considerados igualmente como "Palabra de Dios".
Por todo lo anterior, en la práctica, este tipo de catolicismo representa un virus dentro de la Iglesia, que la está
carcomiendo poco a poco, sirviéndose de cualquier pretexto y manejando todo tipo de "relectura" bíblica y argucia con
tal de reducir a lo mínimo lo "bíblicamente" seguro, especialmente por lo que se refiere a Cristo y "su" Iglesia.
Pues bien, en esta línea están la Teología de la Liberación y la Teología India. Se trata de formas "culturales" de entender
y vivir la fe católica. Mientras haya coincidencia con el Evangelio, no hay problema. Las dificultades empiezan, cuando no
hay coincidencia. Entonces, entre el Evangelio y la Cultura con sus creencias y costumbres, sus seguidores optan por la
Cultura; entre la sabiduría divina y la humana, optan por la humana; entre los valores espirituales y terrenales, optan por
los valores terrenales.
De ahí su preferencia por la Religiosidad Popular, considerada como camino de salvación a secas y cobijo seguro para
una fe, que muchas veces no tiene nada que ver con los auténticos valores cristianos y raya en el paganismo más
rastrero.
Lo escalofriante de la situación es que en este tipo de catolicismo no se encuentran solamente los católicos poco
ilustrados religiosamente, sino también muchos elementos del clero y la vida consagrada, que están metidos hasta el
cuello en este tipo de religiosidad, manifestando mucha preocupación por lo social y las costumbres de la gente y poca
sensibilidad por una vida según el Evangelio. "Las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás
concupiscencias les invaden y ahogan la palabra, que queda sin fruto" (Mc 4, 19).
De ahí su rechazo a implantar la Biblia en la catequesis presacramental y en las devociones populares, considerando su
contenido como "imaginaciones del pasado", con poca o nula utilidad para resolver los problemas concretos, que se
presentan en la sociedad actual.
Sin duda, viéndose las cosas desde esta perspectiva, no se vislumbra ningún futuro viable para el catolicismo
latinoamericano, dándose por descontada su lenta agonía ante el ansia devoradora de los grupos proselitistas, la Nueva
Era y un sinfín de movimientos culturales y religiosos.
La pregunta es: "¿Se trata de algo fatal, que no tiene remedio, o existe alguna posibilidad de revertir la situación?"
5.- PEQUEÑAS COMUNIDADES CRISTIANAS
Son los lugares en que están confluyendo los dos tipos de catolicismo, que estamos examinando: el "evangélico" en
los grupos apostólicos y los que están integrados a los movimientos eclesiales y el "cultural" o "social" en las
Comunidades Eclesiales de Base.
Grupos apostólicosy movimientos eclesiales
Por lo general, gozan de buena salud y tienen un futuro promisorio, al contar con una identidad propia y suficientes
vocaciones que salen de sus filas. Cada uno tiene un carisma, un origen, una organización, unos objetivos y unos
métodos propios de evangelización, forjados en la experiencia.
Representan la voz genuina del laicado, en colaboración con el clero y la vida consagrada. Su visión y acción van más
allá de los estrechos confines parroquiales. Además, cuentan con un sistema económico propio, sin depender de las
migajas que les puedan caer de la mesa clerical.
Sus dirigentes son auténticos líderes, fogueados en el campo de la evangelización, y sus miembros nacen de una decisión
personal. Su misma existencia nos dice cómo es posible vivir la auténtica fe católica por convicción y no solamente por
tradición.
En muchos casos, tienen que enfrentarse a la oposición, que les viene desde afuera y desde adentro de la misma Iglesia.
De todos modos, contando con una identidad propia y una buena motivación, tienen suficiente fuerza para perseverar, no
obstante todas las dificultades que se les puedan presentar, a menos que la oposición no sea tan radical hasta negarles
los sacramentos.
En este caso, los que pueden, buscan apoyo por otro lado y los demás... están en las manos de Dios. ¡Hasta qué
punto puede llegar el rechazo al interior de la misma Iglesia por querer seguir a Cristo con radicalidad!
Comunidades Eclesiales de Base
Generalmente están hechas a imagen y semejanza del clero y la vida consagrada y están enteramente a su servicio.
Sin voz propia ni liderazgo propio. Pura caja de resonancia. El último peldaño de un sistema piramidal asfixiante.
Van y vienen, según los humores del clero y la vida consagrada, que las mantienen en vida artificialmente y las
manejan a su antojo.
Para florecer, necesitan casi siempre el humus del conflicto social y el apoyo del poder clerical. Cuando no se da esto,
normalmente languidecen hasta desaparecer.
No cuentan con vida propia, al carecer de un carisma propio, ideales propios y organización propia. Son apéndices del
clero y la vida consagrada. De ahí su importancia en los documentos oficiales, aunque en la práctica brillan por su
ausencia o ineficacia apostólica.
¿Está equivocado, entonces, llamar a la parroquia "Comunidad de comunidades"? No. Siempre y cuando por
"comunidades" no se entienda solamente a las Comunidades Eclesiales de Base, sino a cualquier tipo de pequeña
comunidad cristiana, espontánea, provisional o integrada a un movimiento eclesial o grupo apostólico. 6.-
CONSECUENCIAS DE TIPO TEOLÓGICO Y DISCIPLINAR
A lo largo de la historia, siempre se han presentado problemas en el quehacer eclesial. El momento actual, sin duda, no
representa la excepción. Veamos.
PASADO
- Ministros indignos: doctrina del ex opere operato
En el pasado se presentó el problema de los ministros indignos y se solucionó con la doctrina del ex opere operato,
desligando la validez del sacramento de la situación moral del ministro.
- Simonía: penas canónicas
También se presentó el problema del comercio de las cosas sagradas y, en especial, de los sacramentos, y se trató de
solucionarlo imponiendo penas canónicas a los trasgresores.
PRESENTE
- Ministros con desviación doctrinal: ¿Es válida su ordenación?
Ahora la situación es más grave, puesto que se trata de desviación doctrinal en asuntos de suma importancia, como son
el papel de Cristo y la Iglesia en orden a la salvación del género humano, y el sentido de la Biblia como "Palabra de
Dios".
Como punta de lanza en esta línea, hay algunos curas, que se declaran al mismo tiempo "sacerdotes católicos" y
"sacerdotes mayas", ejerciendo en los dos niveles. Celebran la misa, bautizan, casan por la Iglesia, absuelven de los
pecados y al mismo tiempo van a la montaña para ofrecer sacrificios a los dioses o fuerzas de la naturaleza.
Durante la Eucaristía o la celebración de la Palabra, utilizan el Popol Vuh como primera lectura y el Evangelio como
segunda lectura, dando a entender que en el fondo todo es Palabra de Dios. Además, puesto que, según ellos, el
cristianismo les fue impuesto por los misioneros que llegaron de afuera, lo mejor sería poder regresar a la antigua cultura
con las antiguas creencias y ritos religiosos.
Así que, por razones de tipo "cultural", llegan al más burdo sincretismo religioso, juntando tranquilamente lo "cristiano"
con lo "pagano".
Pues bien, ¿cómo hay que ver todo eso, a la luz de la Palabra de Dios y la doctrina de la Iglesia? ¿Cómo tiene que
comportarse un feligrés ante este tipo de pastores? ¿Hasta qué punto un católico "evangélico" está obligado a
obedecerles?
En concreto: ¿Son válidos los sacramentos administrados con esa mentalidad? Más concreto aún: Si alguien recibe
la ordenación con ese tipo de mentalidad, ¿es válida?
Quiero solamente apuntar un problema de tipo pastoral y teológico.
- Simonía: ¿Por qué no se interviene?
¿Acaso se trata de un problema ya superado, que no tiene nada que ver con la situación actual de la Iglesia? ¿Por qué,
entonces, las autoridades competentes no hacen nada al respecto, permitiendo que se siga con abusos tan fragrantes
en una materia tan delicada? ¿Acaso no se dan cuenta de que hay curas que celebran hasta 10-15 misas diarias, como
tiroteo de metralleta y con grave escándalo para la comunidad cristiana?
Además, hay misas con 10-20-30 y más intenciones y cada una con su respectiva cuota. A veces, para leer todas
estas intenciones dos o tres veces durante la misa, se tiene que hacer todo de prisa, con bastante molestia de parte de
la gente que no está conforme con esa manera de llevar las cosas en la Iglesia.
Por eso no hay tiempo para la enseñanza y el pastoreo. Ahora bien, si esto no es simonía, díganme, entonces, en qué
consiste la simonía.
No me dirán que todo eso es fruto de celo apostólico. Si quieren una prueba, quítenles la recompensa económica que
perciben por estos "servicios" y verán si esos curas siguen con el mismo ritmo de "trabajo".
¿Por qué, entonces, no se interviene en ese asunto? ¿No será por la ley de la demanda y la oferta? Puesto que
contamos ya con tan pocos curas, ni modo, tenemos que aceptarlos así como son. De otra manera, si nos ponemos
quisquillosos con ellos, arriesgamos con quedarnos sin nada.
Ante esta situación, mi pregunta es: ¿No habrá llegado el tiempo de poner mano al hacha (Mt 3, 10) y pensar en algo
diferente para el futuro de la Iglesia? En realidad, de seguir así, no veo otro futuro posible que la derrota. De hecho,
¿qué se puede hacer con tan pocos ministros ordenados y estos dedicados casi exclusivamente al culto?
7.- INTENTOS DE SOLUCIÓN
- Separar la economía del culto.
Es el primer paso que hay que dar. Solamente así se despeja el panorama, se empiezan a ver las cosas en la
perspectiva correcta y a enfrentar los problemas con la actitud correcta. ¿Y para encontrar los recursos económicos
necesarios para sostener a los ministros y en general sufragar los gastos del culto?
¿Qué nos dice la Biblia al respecto? ¿Cuál fue la experiencia de las primeras generaciones cristianas? ¿Cómo hacen
hoy en día los de la competencia? Pues bien, ¿por qué no hacemos el intento de ponernos de una vez en el camino
correcto? ¿Qué estamos esperando? ¿Por qué no nos decidimos de una vez a cortar por lo sano?
Se supone que en cada parroquia habrá un cierto número de feligreses comprometidos. Pues bien, que cada uno de
estos se comprometa a ofrecer periódicamente una aportación económica, según sus posibilidades y el grado de su
entrega a las cosas de Dios. Y con eso se arranca con un nuevo estilo de pastoral. Se deja de una vez la costumbre de
dedicar tiempo y energías en asuntos de poca trascendencia en orden a la misión de la Iglesia, como son las misas para
cualquier cosa con el único objetivo de recaudar fondos económicos, descuidando lo más importante.
Después, poco a poco, dedicando más tiempo y energía a la evangelización y el pastoreo, aumentará el número de los
católicos comprometidos y con eso la posibilidad de contar con más recursos económicos, que se podrían invertir en
apoyar económicamente a más agentes de pastoral, hasta no cubrir todas las necesidades espirituales de la comunidad
cristiana.
Es posible que algunos presbíteros, ante esta perspectiva, prefieran retirarse de una vez por no sentirse en condiciones
de dar este paso. De hecho, no faltan presbíteros que se sienten totalmente alérgicos a la evangelización y el pastoreo,
tanto que, al no contar con recursos económicos suficientes mediante la administración de los sacramentos, muchas veces
se dedican a la enseñanza en los colegios o a otro tipo de actividades. Es que en el seminario no les enseñaron a ser
pastores de almas, sino administradores de sacramentos.
Ni modo. Todo cambio implica siempre dificultades y sufrimiento. Sin embargo, si hay fe en el poder de Dios y los
destinos de la Iglesia, todo se resuelve. No nos olvidemos de las palabras de Jesús: "Busquen primero el Reino de
Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura" (Mt 6, 33).
De otra manera, todo se vuelve en pura palabrería: hablar tanto en favor de los pobres y al mismo tiempo hacer poco o
nada para que se superen, dejando que se ahoguen en ritos, agua bendita, imágenes y procesiones, a la insignia de la
dichosa Religiosidad Popular, un recurso "teológico" para camuflar una actitud de desinterés, abandono y hasta
explotación.
De todos modos, si esto funcionó en el pasado, hoy ya no funciona, puesto que la competencia se está encargando de
abrir los ojos a nuestra gente, que, disgustada, nos abandona en busca de aires más puros.
Posiblemente por esta razón, los fautores de la Religiosidad Popular, al sentirse responsables del gran abandono en que
viven las masas católicas, creen acallar su conciencia, haciéndose de la vista gorda y permitiendo que su gente
fácilmente se pase a los grupos proselitistas. No se olviden que un día tendrán que rendir cuentas al Pastor supremo,
por no haber cumplido con su obligación de evangelizar y apacentar al pueblo de Dios (Mc 16, 15; Hech 20, 28).
- Establecer parroquias personales.
La Iglesia Católica ya cuenta con algunos métodos efectivos de evangelización y pastoreo, surgidos en las últimas
décadas y válidos para estos tiempos. Son los métodos manejados por muchos grupos apostólicos y movimientos
eclesiales. Ahora bien, para que dichos caminos de fe se perfeccionen más y puedan explicitar a lo máximo sus
potencialidades, sugiero que se otorguen a los asesores eclesiásticos de dichas organizaciones facultades especiales
para que puedan administrar los sacramentos a sus integrantes, en la línea de las parroquias personales. Se puede
empezar haciendo algún experimento, para ver su eficacia y funcionalidad.
En el fondo, se trata de replantear hoy en día la estrategia que se manejó en el pasado mediante las órdenes y las
congregaciones religiosas, que inyectaron en las diócesis un nuevo fervor religioso con su presencia carismática. De
hecho, hoy en día los grupos apostólicos y los movimientos eclesiales están dando el relevo a estas instituciones y
representan el nuevo soplo del Espíritu, que puede dar a la Iglesia una nueva vitalidad.
Aunque esto no sea suficiente para marcar un nuevo rumbo a la Iglesia, de todos modos, representa una buena base
para empezar a pensar en un proyecto operativo global, capaz de revertir la situación e infundir esperanza en los
corazones abatidos.
8.- ACTITUD DE CONVERSIÓN
Regreso al Evangelio
Si se examinan los documentos oficiales, es lamentable notar cómo, durante los últimos 40 años, la Iglesia
latinoamericana por lo general ha privilegiado la manera "cultural" de ver las cosas, descuidando lo primordial de su
misión, que consiste precisamente en formar a "discípulos y misioneros" de Cristo.
Según mi opinión, ha sido un grave error, cuyas consecuencias aún no alcanzamos a percibir y medir suficientemente,
un error que está llevando al catolicismo latinoamericano hacia el derrumbe, teniendo en cuenta de una manera
especial la presión de los grupos proselitistas.
Pues bien, es tiempo de rectificar el rumbo, superando la tentación de empecinarnos en un camino que no tiene salida.
No nos olvidemos del refrán: "Errar es humano; persistir en el error es diabólico". Empecemos, por lo tanto, a revisar
todo a la luz de la fe, poniendo en primer lugar el anuncio y la vivencia del Evangelio, como manera propia de contribuir
al progreso de nuestros pueblos, cumpliendo al mismo tiempo con nuestra misión específica.
Cambios necesarios
Naturalmente esto nos llevará a muchos cambios más dentro de la Iglesia, para que pueda situarse adecuadamente
en el contexto histórico actual y cumplir con su misión.
- Seminarios.
Puesto que el futuro presbítero tiene que dedicarse esencialmente a la evangelización y el pastoreo, desde el seminario
tiene que ser preparado y entrenado para eso. Ya no será suficiente que se le prepare solamente en el aspecto
doctrinal. Teoría y práctica. Una vuelta de 180 grados en la formación de los futuros pastores de almas, que sin duda va
a exigir muchos sacrificios.
- Ministerios.
Si la meta es superar el concepto de Religiosidad Popular como camino de salvación y atender a todo católico
personalmente, para que se vuelva en "nueva creatura" en Cristo, necesariamente se tiene que reorganizar todo el
aparato ministerial dentro de la Iglesia, dando a cada católico comprometido la posibilidad de ofrecer un servicio según el
grado de su entrega y el don recibido. Y que todo servicio sea jurídicamente reconocido y económicamente remunerado,
según las posibilidades concretas de cada comunidad.
En esta línea de pensamiento, la promoción del diaconado permanente sería algo prioritario, como puente entre el
presbiterio y el pueblo en general.
- Seguridad doctrinal.
Es algo esencial para que el católico pueda hacer un camino de fe para volverse en "discípulo y misionero" de Cristo. Es
necesario que conozca su identidad como miembro de la única Iglesia que fundó Cristo, que es el único salvador del
género humano, y al mismo tiempo conozca la respuesta a las objeciones y los cuestionamientos, que vienen de los
que tratan de confundirlo. Sin esta seguridad, no puede haber decisión en el seguimiento de Cristo y mucho menos
entusiasmo y fervor misionero.
- Purificación de las costumbres.
En esta nueva perspectiva de fidelidad al Evangelio, no queda espacio para la mezcla entre la fe y el pecado, como se
acostumbra actualmente en muchos lugares con ocasión de las fiestas religiosas o la recepción de los sacramentos, en
que se junta el encuentro con Dios con la borrachera o la diversión escandalosa.
Que los acontecimientos de fe vayan tomando en la vida del cristiano el lugar que les corresponde, como momentos de
gracia y motivo de mayor compromiso cristiano, en un clima de convivencia y sano esparcimiento. Que por lo menos
como Iglesia tengamos una actitud firme y decidida al respecto, no dando a nadie motivo de confusión o escándalo.
CONCLUSIÓN
El pueblo latinoamericano aún parece obsesionado por el trauma de la conquista, deseoso de cortar con su pasado
colonial y siempre mirando hacia Europa en busca de un gesto de aprobación, incapaz de buscar por sí solo su sitio en el
concierto de los pueblos y marcar con plena libertad y originalidad su rumbo para el futuro.
Se parece a un adolescente celoso por sus descubrimientos, caprichudo y dispuesto a perderlo todo, con tal de no
reconocer sus errores y su falta de perspectiva clara.
Bajo un manto de retórica y el gesto heroico, esconde un drama existencial, cuyo desenlace rebasa toda posibilidad de
intervención y depende esencialmente de factores extraños e incontrolables.
Abrumado por la miseria y sin utopías factibles para el futuro, prefiere descargar toda responsabilidad en el destino o el
hombre de la Providencia, el líder carismático, que todo lo resuelve como por arte de magia, más allá de toda previsión
humana. De ahí también su miedo a la libertad y fácil aceptación de todo tipo de autoritarismo.
¿Y la Iglesia? No está exenta de los mismos traumas, vicios y sueños. En el discurso ampuloso, exuberante y
complaciente esconde una actitud de inseguridad y búsqueda de caminos, hasta que no aparezca la estrella, que la
lleve a Belén.
+++++++++++++++++++++++++++++++
Si con estas reflexiones en algo puedo contribuir a descubrir el alma del catolicismo latinoamericano y a estimular
algunos de sus músculos atrofiados, me doy por bien servido.
Por otro lado, si alguien querrá compartir sus reflexiones al respecto, le estaré muy agradecido.
Que todo sea ad maiorem Dei gloriam.
++++++++++++++++++++++++++++++++
Managua, Nicaragua, C.A., a 17 de enero de 2008. P. Flaviano Amatulli Valente, fmap.
La manía de pensar
¿Enfermedad Crónica o estilo de vida?
Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap.
Si alguien me preguntara: «¿Cuál es el legado más grande, que quiere dejar a cuantos lo aprecian y quieren seguir
sus pasos?», yo le contestaría: «La manía de pensar». Y si me preguntara por otro legado, le contestaría: «La locura por
intentar hacer realidad lo que pienso».
Dejarse estimular No basta leer mucho, viajar o conseguir títulos académicos al por mayor. Lo que realmente vale en
la vida es aprender a dejarse estimular por todo lo que se ve o se aprende. Dejarse estimular, no almacenar datos en la
memoria; acostumbrarse a rumiar lo que se ha visto o aprendido. Sacarle jugo. No aprender para presumir, pasar el
examen o ser aprobado por los maestros. Eso pasa pronto y a la hora de los hechos, fuera de las aulas escolares, ya no
funciona. Así se explica el fracaso existencial de quienes fueron brillantes estudiantes y ahora son profesionales
mediocres, sin creatividad, puros almacenes de datos, computadoras vivientes, sin chispa propia. Nuestros seminarios
Me temo que les falte originalidad y creatividad. Repetidores que enseñan a repetir como pericos. Y todo esto ante un
mundo en plena ebullición. ¿Acaso los responsables no se dan cuenta de que muchas cosas ya no funcionan en la vida
eclesial? ¿Y qué están haciendo? Mirando nada más. Y luchando por seguir sacando títulos. Títulos y títulos. Y
seguimos estancados, mientras los demás, no solamente corren, sino vuelan. Mientras nosotros seguimos con los
silogismos, jugando a la verdad. Tenemos miedo a cimentarnos con la realidad, a enfrentarla cara a cara. Preferimos el
discurso elevado, las palabras vanas y el escondite seguro, para sentirnos bien, mientras la vida corre y se nos escapa
de las manos. El valor de arriesgar ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo durará el hechizo de Santo Tomás y
despertaremos al grito del Resucitado, que nos envía a proclamar al mundo la Buena Nueva, como corderos entre
lobos? Pensar, soñar e intentar hacer realidad lo que se vislumbra en los sueños. Aquí está el gran reto para los
valientes y los atrevidos, que sueñan con los ojos abiertos. Mientras los demás siguen con el discurso elevado, dentro
de una jaula de oro y espantados ante una realidad hermética y desafiante. Olvidándose de la gran Misión, la única
realidad que puede dar sentido a la vida del Discípulo.
Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap.
Si alguien me preguntara: «¿Cuál es el legado más grande, que quiere dejar a cuantos lo aprecian y quieren seguir
sus pasos?», yo le contestaría: «La manía de pensar». Y si me preguntara por otro legado, le contestaría: «La locura por
intentar hacer realidad lo que pienso».
Dejarse estimular No basta leer mucho, viajar o conseguir títulos académicos al por mayor. Lo que realmente vale en
la vida es aprender a dejarse estimular por todo lo que se ve o se aprende. Dejarse estimular, no almacenar datos en la
memoria; acostumbrarse a rumiar lo que se ha visto o aprendido. Sacarle jugo. No aprender para presumir, pasar el
examen o ser aprobado por los maestros. Eso pasa pronto y a la hora de los hechos, fuera de las aulas escolares, ya no
funciona. Así se explica el fracaso existencial de quienes fueron brillantes estudiantes y ahora son profesionales
mediocres, sin creatividad, puros almacenes de datos, computadoras vivientes, sin chispa propia. Nuestros seminarios
Me temo que les falte originalidad y creatividad. Repetidores que enseñan a repetir como pericos. Y todo esto ante un
mundo en plena ebullición. ¿Acaso los responsables no se dan cuenta de que muchas cosas ya no funcionan en la vida
eclesial? ¿Y qué están haciendo? Mirando nada más. Y luchando por seguir sacando títulos. Títulos y títulos. Y
seguimos estancados, mientras los demás, no solamente corren, sino vuelan. Mientras nosotros seguimos con los
silogismos, jugando a la verdad. Tenemos miedo a cimentarnos con la realidad, a enfrentarla cara a cara. Preferimos el
discurso elevado, las palabras vanas y el escondite seguro, para sentirnos bien, mientras la vida corre y se nos escapa
de las manos. El valor de arriesgar ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo durará el hechizo de Santo Tomás y
despertaremos al grito del Resucitado, que nos envía a proclamar al mundo la Buena Nueva, como corderos entre
lobos? Pensar, soñar e intentar hacer realidad lo que se vislumbra en los sueños. Aquí está el gran reto para los
valientes y los atrevidos, que sueñan con los ojos abiertos. Mientras los demás siguen con el discurso elevado, dentro
de una jaula de oro y espantados ante una realidad hermética y desafiante. Olvidándose de la gran Misión, la única
realidad que puede dar sentido a la vida del Discípulo.
San Pablo será "patrono" del Sínodo sobre la Biblia, dice el Papa
VATICANO, 21 Ene. 08 / 09:24 am (ACI).- Al recibir a los participantes de la VI reunión de la Secretaría General del
Sínodo, que están preparando la próxima reunión de obispos del mundo sobre la Sagrada Escritura, el Papa Benedicto
XVI recordó que el evento que se realizará del 5 al 26 octubre de 2008 coincidirá con el Año Paulino, por lo que San
Pablo será una referencia necesaria.
"La próxima asamblea general del sínodo de los obispos reflexionará sobre 'La Palabra de Dios en la vida y en la misión
de la Iglesia'. Las grandes tareas de la comunidad eclesial en el mundo contemporáneo, entre las cuales, subrayo la
evangelización y el ecumenismo, se centran en la Palabra de Dios y al mismo tiempo ella las justifica y sostiene", dijo el
Santo Padre.
Por eso, "al igual que la actividad misionera de la Iglesia con su obra evangelizadora encuentra su inspiración y su
objetivo en la revelación misericordiosa del Señor, el diálogo ecuménico no puede basarse en palabras de sabiduría
humana o en hábiles ideas estratégicas, sino que debe estar animado únicamente por la referencia constante a la
Palabra originaria que Dios depositó en su Iglesia para que sea leída, interpretada y vivida en común", agregó.
El Papa recordó que "la doctrina de San Pablo revela una fuerza especial fundada obviamente en la revelación divina, pero
también en su misma experiencia apostólica que le ha confirmado siempre de nuevo que solamente la fuerza del Espíritu
Santo, no la sabiduría ni la elocuencia humana, construye la Iglesia en la fe".Benedicto XVI recordó que el sínodo
coincidirá con la celebración del Año Paulino, y el desarrollo de esa asamblea ofrecerá sobre todo a los pastores de la
Iglesia la oportunidad de reflexionar sobre "el testimonio de este gran apóstol y heraldo de la Palabra de Dios". "¡Que su
ejemplo aliente a todos a acoger la Palabra de salvación y a traducirla en la vida cotidiana en seguimiento fiel de Cristo!".
Sínodo, que están preparando la próxima reunión de obispos del mundo sobre la Sagrada Escritura, el Papa Benedicto
XVI recordó que el evento que se realizará del 5 al 26 octubre de 2008 coincidirá con el Año Paulino, por lo que San
Pablo será una referencia necesaria.
"La próxima asamblea general del sínodo de los obispos reflexionará sobre 'La Palabra de Dios en la vida y en la misión
de la Iglesia'. Las grandes tareas de la comunidad eclesial en el mundo contemporáneo, entre las cuales, subrayo la
evangelización y el ecumenismo, se centran en la Palabra de Dios y al mismo tiempo ella las justifica y sostiene", dijo el
Santo Padre.
Por eso, "al igual que la actividad misionera de la Iglesia con su obra evangelizadora encuentra su inspiración y su
objetivo en la revelación misericordiosa del Señor, el diálogo ecuménico no puede basarse en palabras de sabiduría
humana o en hábiles ideas estratégicas, sino que debe estar animado únicamente por la referencia constante a la
Palabra originaria que Dios depositó en su Iglesia para que sea leída, interpretada y vivida en común", agregó.
El Papa recordó que "la doctrina de San Pablo revela una fuerza especial fundada obviamente en la revelación divina, pero
también en su misma experiencia apostólica que le ha confirmado siempre de nuevo que solamente la fuerza del Espíritu
Santo, no la sabiduría ni la elocuencia humana, construye la Iglesia en la fe".Benedicto XVI recordó que el sínodo
coincidirá con la celebración del Año Paulino, y el desarrollo de esa asamblea ofrecerá sobre todo a los pastores de la
Iglesia la oportunidad de reflexionar sobre "el testimonio de este gran apóstol y heraldo de la Palabra de Dios". "¡Que su
ejemplo aliente a todos a acoger la Palabra de salvación y a traducirla en la vida cotidiana en seguimiento fiel de Cristo!".
Benedicto XVI. San Jerónimo: La Biblia en el centro de la vida
BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 7 de noviembre de 2007
San JerónimoQueridos hermanos y hermanas:
Hoy centraremos nuestra atención en san Jerónimo, un Padre de la Iglesia que puso la Biblia en el centro de su vida: la
tradujo al latín, la comentó en sus obras, y sobre todo se esforzó por vivirla concretamente en su larga existencia terrena,
a pesar del conocido carácter difícil y fogoso que le dio la naturaleza.
San Jerónimo nació en Estridón en torno al año 347, en una familia cristiana, que le dio una esmerada formación,
enviándolo incluso a Roma para que perfeccionara sus estudios. Siendo joven sintió el atractivo de la vida mundana (cf.
Ep 22, 7), pero prevaleció en él el deseo y el interés por la religión cristiana. Tras recibir el bautismo, hacia el año 366,
se orientó hacia la vida ascética y, al trasladarse a Aquileya, se integró en un grupo de cristianos fervorosos, definido por
él casi "un coro de bienaventurados" (Chron. ad ann. 374) reunido en torno al obispo Valeriano.
Después partió para Oriente y vivió como eremita en el desierto de Calcis, al sur de Alepo (cf. Ep 14, 10), dedicándose
seriamente a los estudios. Perfeccionó su conocimiento del griego, comenzó el estudio del hebreo (cf. Ep 125, 12),
trascribió códices y obras patrísticas (cf. Ep 5, 2). La meditación, la soledad, el contacto con la palabra de Dios hicieron
madurar su sensibilidad cristiana.
Sintió de una manera más aguda el peso de su pasado juvenil (cf. Ep 22, 7), y experimentó profundamente el contraste
entre la mentalidad pagana y la vida cristiana: un contraste que se hizo famoso a causa de la dramática e intensa
"visión" que nos narró. En ella le pareció que era flagelado en presencia de Dios, por ser "ciceroniano y no cristiano" (cf. Ep
22, 30).
En el año 382 se trasladó a Roma. Aquí el Papa san Dámaso, conociendo su fama de asceta y su competencia de
estudioso, lo tomó como secretario y consejero; lo alentó a emprender una nueva traducción latina de los textos bíblicos por
motivos pastorales y culturales.
Algunas personas de la aristocracia romana, sobre todo mujeres nobles como Paula, Marcela, Asela, Lea y otras, que
deseaban comprometerse en el camino de la perfección cristiana y profundizar en su conocimiento de la palabra de Dios,
lo escogieron como su guía espiritual y maestro en el método de leer los textos sagrados. Estas mujeres nobles también
aprendieron griego y hebreo.
Después de la muerte del Papa san Dámaso, en el año 385 san Jerónimo dejó Roma y emprendió una peregrinación,
primero a Tierra Santa, testigo silenciosa de la vida terrena de Cristo, y después a Egipto, tierra elegida por muchos
monjes (cf. Contra Rufinum 3, 22; Ep 108, 6-14).
En el año 386 se detuvo en Belén, donde, gracias a la generosidad de una mujer noble, Paula, se construyeron un
monasterio masculino, uno femenino, y una hospedería para los peregrinos que llegaban a Tierra Santa, "pensando en
que María y José no habían encontrado un lugar donde alojarse" (Ep 108, 14). En Belén, donde se quedó hasta su
muerte, siguió desarrollando una intensa actividad: comentó la palabra de Dios; defendió la fe, oponiéndose con vigor a
varias herejías; exhortó a los monjes a la perfección; enseñó cultura clásica y cristiana a jóvenes alumnos; acogió con espíritu
pastoral a los peregrinos que visitaban Tierra Santa. Falleció en su celda, junto a la gruta de la Natividad, el 30 de
septiembre del año 419/420.
Su formación literaria y su amplia erudición permitieron a san Jerónimo revisar y traducir muchos textos bíblicos: un trabajo
muy valioso para la Iglesia latina y para la cultura occidental. Basándose en los textos originales escritos en griego y
en hebreo, comparándolos con versiones precedentes, revisó los cuatro evangelios en latín, luego los Salmos y gran parte
del Antiguo Testamento.
Teniendo en cuenta el original hebreo, el griego de los Setenta —la clásica versión griega del Antiguo
Testamento que se remonta a tiempos precedentes al cristianismo— y las precedentes versiones latinas, san
Jerónimo, apoyado después por otros colaboradores, pudo ofrecer una traducción mejor: constituye la así llamada
"Vulgata", el texto "oficial" de la Iglesia latina, que fue reconocido como tal en el concilio de Trento y que, después de la
reciente revisión, sigue siendo el texto latino "oficial" de la Iglesia.
Es interesante comprobar los criterios a los que se atuvo el gran biblista en su obra de traductor. Los revela él mismo
cuando afirma que respeta incluso el orden de las palabras de las sagradas Escrituras, pues en ellas, dice, "incluso el
orden de las palabras es un misterio" (Ep 57, 5), es decir, una revelación. Además, reafirma la necesidad de recurrir a
los textos originales: "Si surgiera una discusión entre los latinos sobre el Nuevo Testamento a causa de las lecturas
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discordantes de los manuscritos, debemos recurrir al original, es decir, al texto griego, en el que se escribió el Nuevo
Testamento. Lo mismo sucede con el Antiguo Testamento, si hay divergencia entre los textos griegos y latinos,
debemos recurrir al texto original, el hebreo; de este modo, todo lo que surge del manantial lo podemos encontrar en
los riachuelos" (Ep 106, 2).
San Jerónimo, además, comentó también muchos textos bíblicos. Para él los comentarios deben ofrecer opiniones
múltiples, "de manera que el lector sensato, después de leer las diferentes explicaciones y de conocer múltiples
pareceres —que se pueden aceptar o rechazar— juzgue cuál es el más aceptable y, como un experto
agente de cambio, rechace la moneda falsa" (Contra Rufinum 1, 16).
Confutó con energía y vigor a los herejes que no aceptaban la tradición y la fe de la Iglesia. Demostró también la
importancia y la validez de la literatura cristiana, convertida en una auténtica cultura, ya entonces digna de
confrontarse con la clásica: lo hizo con el tratado De viris illustribus, una obra en la que san Jerónimo presenta las
biografías de más de un centenar de autores cristianos.
Escribió también biografías de monjes, ilustrando el ideal monástico, junto a otros itinerarios espirituales; además,
tradujo varias obras de autores griegos. Por último, en su importante Epistolario, obra maestra de la literatura latina,
san Jerónimo destaca por sus características de hombre culto, asceta y guía de las almas.
¿Qué podemos aprender nosotros de san Jerónimo? Me parece que sobre todo podemos aprender a amar la palabra de
Dios en la sagrada Escritura. Dice san Jerónimo: "Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo". Por eso es importante que
todo cristiano viva en contacto y en diálogo personal con la palabra de Dios, que se nos entrega en la sagrada
Escritura. Este diálogo con ella debe tener siempre dos dimensiones: por una parte, debe ser un diálogo realmente
personal, porque Dios habla con cada uno de nosotros a través de la sagrada Escritura y tiene un mensaje para cada
uno.
No debemos leer la sagrada Escritura como una palabra del pasado, sino como palabra de Dios que se dirige también
a nosotros, y tratar de entender lo que nos quiere decir el Señor. Pero, para no caer en el individualismo, debemos
tener presente que la palabra de Dios se nos da precisamente para construir comunión, para unirnos en la verdad a lo
largo de nuestro camino hacia Dios. Por tanto, aun siendo siempre una palabra personal, es también una palabra que
construye a la comunidad, que construye a la Iglesia.
Así pues, debemos leerla en comunión con la Iglesia viva. El lugar privilegiado de la lectura y de la escucha de la palabra
de Dios es la liturgia, en la que, celebrando la Palabra y haciendo presente en el sacramento el Cuerpo de Cristo,
actualizamos la Palabra en nuestra vida y la hacemos presente entre nosotros.
No debemos olvidar nunca que la palabra de Dios trasciende los tiempos. Las opiniones humanas vienen y van. Lo que
hoy es modernísimo, mañana será viejísimo. La palabra de Dios, por el contrario, es palabra de vida eterna, lleva en sí
la eternidad, lo que vale para siempre. Por tanto, al llevar en nosotros la palabra de Dios, llevamos la vida eterna.
Concluyo con unas palabras que san Jerónimo dirigió a san Paulino de Nola. En ellas, el gran exegeta expresa
precisamente esta realidad, es decir, que en la palabra de Dios recibimos la eternidad, la vida eterna. Dice san Jerónimo:
"Tratemos de aprender en la tierra las verdades cuya consistencia permanecerá también en el cielo" (Ep 53, 10).
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 7 de noviembre de 2007
San JerónimoQueridos hermanos y hermanas:
Hoy centraremos nuestra atención en san Jerónimo, un Padre de la Iglesia que puso la Biblia en el centro de su vida: la
tradujo al latín, la comentó en sus obras, y sobre todo se esforzó por vivirla concretamente en su larga existencia terrena,
a pesar del conocido carácter difícil y fogoso que le dio la naturaleza.
San Jerónimo nació en Estridón en torno al año 347, en una familia cristiana, que le dio una esmerada formación,
enviándolo incluso a Roma para que perfeccionara sus estudios. Siendo joven sintió el atractivo de la vida mundana (cf.
Ep 22, 7), pero prevaleció en él el deseo y el interés por la religión cristiana. Tras recibir el bautismo, hacia el año 366,
se orientó hacia la vida ascética y, al trasladarse a Aquileya, se integró en un grupo de cristianos fervorosos, definido por
él casi "un coro de bienaventurados" (Chron. ad ann. 374) reunido en torno al obispo Valeriano.
Después partió para Oriente y vivió como eremita en el desierto de Calcis, al sur de Alepo (cf. Ep 14, 10), dedicándose
seriamente a los estudios. Perfeccionó su conocimiento del griego, comenzó el estudio del hebreo (cf. Ep 125, 12),
trascribió códices y obras patrísticas (cf. Ep 5, 2). La meditación, la soledad, el contacto con la palabra de Dios hicieron
madurar su sensibilidad cristiana.
Sintió de una manera más aguda el peso de su pasado juvenil (cf. Ep 22, 7), y experimentó profundamente el contraste
entre la mentalidad pagana y la vida cristiana: un contraste que se hizo famoso a causa de la dramática e intensa
"visión" que nos narró. En ella le pareció que era flagelado en presencia de Dios, por ser "ciceroniano y no cristiano" (cf. Ep
22, 30).
En el año 382 se trasladó a Roma. Aquí el Papa san Dámaso, conociendo su fama de asceta y su competencia de
estudioso, lo tomó como secretario y consejero; lo alentó a emprender una nueva traducción latina de los textos bíblicos por
motivos pastorales y culturales.
Algunas personas de la aristocracia romana, sobre todo mujeres nobles como Paula, Marcela, Asela, Lea y otras, que
deseaban comprometerse en el camino de la perfección cristiana y profundizar en su conocimiento de la palabra de Dios,
lo escogieron como su guía espiritual y maestro en el método de leer los textos sagrados. Estas mujeres nobles también
aprendieron griego y hebreo.
Después de la muerte del Papa san Dámaso, en el año 385 san Jerónimo dejó Roma y emprendió una peregrinación,
primero a Tierra Santa, testigo silenciosa de la vida terrena de Cristo, y después a Egipto, tierra elegida por muchos
monjes (cf. Contra Rufinum 3, 22; Ep 108, 6-14).
En el año 386 se detuvo en Belén, donde, gracias a la generosidad de una mujer noble, Paula, se construyeron un
monasterio masculino, uno femenino, y una hospedería para los peregrinos que llegaban a Tierra Santa, "pensando en
que María y José no habían encontrado un lugar donde alojarse" (Ep 108, 14). En Belén, donde se quedó hasta su
muerte, siguió desarrollando una intensa actividad: comentó la palabra de Dios; defendió la fe, oponiéndose con vigor a
varias herejías; exhortó a los monjes a la perfección; enseñó cultura clásica y cristiana a jóvenes alumnos; acogió con espíritu
pastoral a los peregrinos que visitaban Tierra Santa. Falleció en su celda, junto a la gruta de la Natividad, el 30 de
septiembre del año 419/420.
Su formación literaria y su amplia erudición permitieron a san Jerónimo revisar y traducir muchos textos bíblicos: un trabajo
muy valioso para la Iglesia latina y para la cultura occidental. Basándose en los textos originales escritos en griego y
en hebreo, comparándolos con versiones precedentes, revisó los cuatro evangelios en latín, luego los Salmos y gran parte
del Antiguo Testamento.
Teniendo en cuenta el original hebreo, el griego de los Setenta —la clásica versión griega del Antiguo
Testamento que se remonta a tiempos precedentes al cristianismo— y las precedentes versiones latinas, san
Jerónimo, apoyado después por otros colaboradores, pudo ofrecer una traducción mejor: constituye la así llamada
"Vulgata", el texto "oficial" de la Iglesia latina, que fue reconocido como tal en el concilio de Trento y que, después de la
reciente revisión, sigue siendo el texto latino "oficial" de la Iglesia.
Es interesante comprobar los criterios a los que se atuvo el gran biblista en su obra de traductor. Los revela él mismo
cuando afirma que respeta incluso el orden de las palabras de las sagradas Escrituras, pues en ellas, dice, "incluso el
orden de las palabras es un misterio" (Ep 57, 5), es decir, una revelación. Además, reafirma la necesidad de recurrir a
los textos originales: "Si surgiera una discusión entre los latinos sobre el Nuevo Testamento a causa de las lecturas
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discordantes de los manuscritos, debemos recurrir al original, es decir, al texto griego, en el que se escribió el Nuevo
Testamento. Lo mismo sucede con el Antiguo Testamento, si hay divergencia entre los textos griegos y latinos,
debemos recurrir al texto original, el hebreo; de este modo, todo lo que surge del manantial lo podemos encontrar en
los riachuelos" (Ep 106, 2).
San Jerónimo, además, comentó también muchos textos bíblicos. Para él los comentarios deben ofrecer opiniones
múltiples, "de manera que el lector sensato, después de leer las diferentes explicaciones y de conocer múltiples
pareceres —que se pueden aceptar o rechazar— juzgue cuál es el más aceptable y, como un experto
agente de cambio, rechace la moneda falsa" (Contra Rufinum 1, 16).
Confutó con energía y vigor a los herejes que no aceptaban la tradición y la fe de la Iglesia. Demostró también la
importancia y la validez de la literatura cristiana, convertida en una auténtica cultura, ya entonces digna de
confrontarse con la clásica: lo hizo con el tratado De viris illustribus, una obra en la que san Jerónimo presenta las
biografías de más de un centenar de autores cristianos.
Escribió también biografías de monjes, ilustrando el ideal monástico, junto a otros itinerarios espirituales; además,
tradujo varias obras de autores griegos. Por último, en su importante Epistolario, obra maestra de la literatura latina,
san Jerónimo destaca por sus características de hombre culto, asceta y guía de las almas.
¿Qué podemos aprender nosotros de san Jerónimo? Me parece que sobre todo podemos aprender a amar la palabra de
Dios en la sagrada Escritura. Dice san Jerónimo: "Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo". Por eso es importante que
todo cristiano viva en contacto y en diálogo personal con la palabra de Dios, que se nos entrega en la sagrada
Escritura. Este diálogo con ella debe tener siempre dos dimensiones: por una parte, debe ser un diálogo realmente
personal, porque Dios habla con cada uno de nosotros a través de la sagrada Escritura y tiene un mensaje para cada
uno.
No debemos leer la sagrada Escritura como una palabra del pasado, sino como palabra de Dios que se dirige también
a nosotros, y tratar de entender lo que nos quiere decir el Señor. Pero, para no caer en el individualismo, debemos
tener presente que la palabra de Dios se nos da precisamente para construir comunión, para unirnos en la verdad a lo
largo de nuestro camino hacia Dios. Por tanto, aun siendo siempre una palabra personal, es también una palabra que
construye a la comunidad, que construye a la Iglesia.
Así pues, debemos leerla en comunión con la Iglesia viva. El lugar privilegiado de la lectura y de la escucha de la palabra
de Dios es la liturgia, en la que, celebrando la Palabra y haciendo presente en el sacramento el Cuerpo de Cristo,
actualizamos la Palabra en nuestra vida y la hacemos presente entre nosotros.
No debemos olvidar nunca que la palabra de Dios trasciende los tiempos. Las opiniones humanas vienen y van. Lo que
hoy es modernísimo, mañana será viejísimo. La palabra de Dios, por el contrario, es palabra de vida eterna, lleva en sí
la eternidad, lo que vale para siempre. Por tanto, al llevar en nosotros la palabra de Dios, llevamos la vida eterna.
Concluyo con unas palabras que san Jerónimo dirigió a san Paulino de Nola. En ellas, el gran exegeta expresa
precisamente esta realidad, es decir, que en la palabra de Dios recibimos la eternidad, la vida eterna. Dice san Jerónimo:
"Tratemos de aprender en la tierra las verdades cuya consistencia permanecerá también en el cielo" (Ep 53, 10).
Porqué dejé la fe mormona
Agradezco a mi Padre Celestial por haberme abierto los ojos a tiempo; también le doy gracias al P. Flaviano Amatulli,
por haber creado este movimiento y me gustaría que todas sepan que la verdad está en la Iglesia Católica, que la
valoren y no sean engañadas por falsas Iglesias. Como dice en la Biblia: "Los poderes del infierno no prevalecerán
sobre ella" (Mateo 16,18b)
Mi nombre es Yasmín Oré Ramírez, soy de Lima Perú, tengo 23 años y soy graduada en Leyes. Nací en el seno de
una familia católica y cumplí con tres de los sacramentos importantes dentro de esta Iglesia como son: el Bautismo, la
Primera Comunión y la Confirmación. Conocí a los mormones Sin embargo hace un poco más de dos años pasé por
fuertes momentos de búsqueda espiritual y empecé a frecuentar amistades de la secta mormona, llamada también
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, es así que terminaron convenciéndome y me convertí a su fe a los
dos meses de investigarla y conocerla. Mi familia nunca llegó a convertirse y yo tuve que seguir sola y perseverante.
Durante el tiempo que estuve en esta secta fui una miembro muy activa y obediente con todos los principios y reglas
que ella me imponía. Pensé que había encontrado el verdadero Evangelio Realmente pensé que había encontrado el
Evangelio verdadero pues las dudas que tenia sobre su doctrina las alejaba con los valores cristianos que se me
mostraban. Es así que al año y medio de pertenecer a ella me nació el deseo de salir a una misión y fue destinada a
servir al país del Ecuador, un lugar donde nunca me imaginé que descubriría muchas contradicciones y secretos
anticristianos de la Doctrina Mormona. Ni tampoco que en el lapso de esos dos meses regresarían a mí los recuerdos
de muchos años de vida católica, ya que puedo decir con certeza que sentí la presencia de la Virgen María por el influjo
del Espíritu Santo que no me dejaron concentrarme por completo en la labor de traer más adeptos a la secta. Y como
este sentimiento y la razón fueron más fuertes que la manipulación sicológica (yo le llamo lavado de cerebro) que sus
líderes realizaban constantemente sobre mi persona, decidí armarme de valor y dejar no solo la misión sino también todo
lo relacionado a la secta (amistades, actividades sociales, etc.). Regresé a la única Iglesia de Cristo Estando en
Perú regresé a la única y verdadera iglesia "La Católica", asistiendo nuevamente a la misa y es por medio de un
boletín informativo que me puse en contacto con el grupo Apóstoles de la Palabra, para que me ayudaran a fortalecer mi
fe, a olvidar todas las falsas doctrinas que se me habían enseñado y aclarar algunas dudas. Ahora han pasado cinco
meses desde que dejé el mormonismo y soy una fiel miembro católica, participo en ella como Catequista y otra vez mi
familia y yo compartimos las mismas creencias, lo cual nos tiene más unidos que nunca. Agradecimientos Agradezco
a mi Padre Celestial por haberme abierto los ojos a tiempo; también le doy gracias al P. Flaviano Amatulli, por haber
creado este movimiento ya que a través de las lecciones que me impartieron la Hermana Amalia y las demás
misioneras recuperé mi seguridad espiritual, aprendí a leer y amar la Biblia y actualmente también les apoyo
propagando el movimiento en las personas que conozco pues me gustaría que todas sepan que la verdad está en la
Iglesia Católica, que la valoren y no sean engañadas por falsas Iglesias. Como dice en la Biblia: "Los poderes del
infierno no prevalecerán sobre ella" (Mateo 16,18b). ¡Los amo mucho, Apóstoles de la Palabra!
por haber creado este movimiento y me gustaría que todas sepan que la verdad está en la Iglesia Católica, que la
valoren y no sean engañadas por falsas Iglesias. Como dice en la Biblia: "Los poderes del infierno no prevalecerán
sobre ella" (Mateo 16,18b)
Mi nombre es Yasmín Oré Ramírez, soy de Lima Perú, tengo 23 años y soy graduada en Leyes. Nací en el seno de
una familia católica y cumplí con tres de los sacramentos importantes dentro de esta Iglesia como son: el Bautismo, la
Primera Comunión y la Confirmación. Conocí a los mormones Sin embargo hace un poco más de dos años pasé por
fuertes momentos de búsqueda espiritual y empecé a frecuentar amistades de la secta mormona, llamada también
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, es así que terminaron convenciéndome y me convertí a su fe a los
dos meses de investigarla y conocerla. Mi familia nunca llegó a convertirse y yo tuve que seguir sola y perseverante.
Durante el tiempo que estuve en esta secta fui una miembro muy activa y obediente con todos los principios y reglas
que ella me imponía. Pensé que había encontrado el verdadero Evangelio Realmente pensé que había encontrado el
Evangelio verdadero pues las dudas que tenia sobre su doctrina las alejaba con los valores cristianos que se me
mostraban. Es así que al año y medio de pertenecer a ella me nació el deseo de salir a una misión y fue destinada a
servir al país del Ecuador, un lugar donde nunca me imaginé que descubriría muchas contradicciones y secretos
anticristianos de la Doctrina Mormona. Ni tampoco que en el lapso de esos dos meses regresarían a mí los recuerdos
de muchos años de vida católica, ya que puedo decir con certeza que sentí la presencia de la Virgen María por el influjo
del Espíritu Santo que no me dejaron concentrarme por completo en la labor de traer más adeptos a la secta. Y como
este sentimiento y la razón fueron más fuertes que la manipulación sicológica (yo le llamo lavado de cerebro) que sus
líderes realizaban constantemente sobre mi persona, decidí armarme de valor y dejar no solo la misión sino también todo
lo relacionado a la secta (amistades, actividades sociales, etc.). Regresé a la única Iglesia de Cristo Estando en
Perú regresé a la única y verdadera iglesia "La Católica", asistiendo nuevamente a la misa y es por medio de un
boletín informativo que me puse en contacto con el grupo Apóstoles de la Palabra, para que me ayudaran a fortalecer mi
fe, a olvidar todas las falsas doctrinas que se me habían enseñado y aclarar algunas dudas. Ahora han pasado cinco
meses desde que dejé el mormonismo y soy una fiel miembro católica, participo en ella como Catequista y otra vez mi
familia y yo compartimos las mismas creencias, lo cual nos tiene más unidos que nunca. Agradecimientos Agradezco
a mi Padre Celestial por haberme abierto los ojos a tiempo; también le doy gracias al P. Flaviano Amatulli, por haber
creado este movimiento ya que a través de las lecciones que me impartieron la Hermana Amalia y las demás
misioneras recuperé mi seguridad espiritual, aprendí a leer y amar la Biblia y actualmente también les apoyo
propagando el movimiento en las personas que conozco pues me gustaría que todas sepan que la verdad está en la
Iglesia Católica, que la valoren y no sean engañadas por falsas Iglesias. Como dice en la Biblia: "Los poderes del
infierno no prevalecerán sobre ella" (Mateo 16,18b). ¡Los amo mucho, Apóstoles de la Palabra!
HACIA LA CREACIÓN DE NUEVAS ESTRUCTURAS PASTORALES
Recensión del folleto «Extracto del Documento de Aparecida» «Extracto del Documento de Aparecida» es uno de los
más reciente libros escritos por el P. Amatulli y es extremadamente cuestionante pues, aunque econoce la relevancia y
la novedad del Documento de Aparecida, lo acertado e su punto de partida (su insistencia en formar discípulos y
misioneros de Cristo) y la pertinencia del llamado a la Misión Continental, señala su falla de origen: el Documento de
Aparecida se centra y parte sobre todo de la realidad social no examina con detenimiento la compleja realidad eclesial;
más aún, el Documento en cuestión ofrece una realidad eclesial maquillada, para decirlo en una de las frases más
polémicas y certeras utilizadas por el P. Amatulli.
En efecto, el Documento de Aparecida es muy incisivo cuando examina la compleja realidad socio-económica y política,
en la que están inmersos los discípulos de Cristo, pero la falta esa garra cuando habla de la realidad eclesial, que
presenta en forma idílica. Recuerda esos documentos y discursos gubernamentales que, cuando uno los escucha,
inmediatamente piensa: “¿De qué país está hablando el presidente de la República?”.
Parece que se da más importancia a un eventual pacto de no agresión entre las distintas tendencias presentes en el
Episcopado de América Latina y el Caribe, que a un esfuerzo sincero por conocer la realidad eclesial en que viven los
católicos de nuestro Continente, para responder a sus desafíos pastorales. Hasta la así llamada teología de la liberación dejó
su huella en el documento conclusivo, como signo de apertura a todas las líneas pastorales y tendencias de
pensamiento.
Pues bien, el P. Amatulli toma como punto de partida el éxodo masivo de católicos hacia las más variadas propuestas
religiosas y hacia el indiferentismo religioso como una clave fundamental para examinar la realidad eclesial, no sólo por el
creciente avance de estas tendencias en la sociedad contemporánea, sino por lo que revela acerca de la situación de la
Iglesia católica en general.
Hoy que hablamos tanto de los signos de los tiempos, que hay que examinar a la luz del Evangelio y de la actividad
pastoral de la Iglesia, no hemos tomado en cuenta uno de los signos más relevantes y reveladores: millones de católicos
han abandonado la Iglesia y un alto porcentaje de los que permanecen en ella viven al margen de la institución eclesial.
Esto nos revela que la actividad de la Iglesia ha sido sumamente deficiente, pues sólo atiende a un reducido número de
su feligresía; la catequesis parece más una escuela de desertores que una actividad que forme discípulos de Cristo; la
escasez de ministros ordenados y de catequistas laicos competentes es preocupante; las suspicacias sobre la
administración de los dineros de la Iglesia; el clericalismo que campea en las relaciones entre los pastores de la Iglesia y
los fieles es endémico y se traduce en autoritarismo e imposición, que provoca profundos malestares en la feligresía.
El folleto resulta sumamente útil, porque nos ofrece líneas de acción pastoral para que podamos atender debidamente al
pueblo de Dios.
más reciente libros escritos por el P. Amatulli y es extremadamente cuestionante pues, aunque econoce la relevancia y
la novedad del Documento de Aparecida, lo acertado e su punto de partida (su insistencia en formar discípulos y
misioneros de Cristo) y la pertinencia del llamado a la Misión Continental, señala su falla de origen: el Documento de
Aparecida se centra y parte sobre todo de la realidad social no examina con detenimiento la compleja realidad eclesial;
más aún, el Documento en cuestión ofrece una realidad eclesial maquillada, para decirlo en una de las frases más
polémicas y certeras utilizadas por el P. Amatulli.
En efecto, el Documento de Aparecida es muy incisivo cuando examina la compleja realidad socio-económica y política,
en la que están inmersos los discípulos de Cristo, pero la falta esa garra cuando habla de la realidad eclesial, que
presenta en forma idílica. Recuerda esos documentos y discursos gubernamentales que, cuando uno los escucha,
inmediatamente piensa: “¿De qué país está hablando el presidente de la República?”.
Parece que se da más importancia a un eventual pacto de no agresión entre las distintas tendencias presentes en el
Episcopado de América Latina y el Caribe, que a un esfuerzo sincero por conocer la realidad eclesial en que viven los
católicos de nuestro Continente, para responder a sus desafíos pastorales. Hasta la así llamada teología de la liberación dejó
su huella en el documento conclusivo, como signo de apertura a todas las líneas pastorales y tendencias de
pensamiento.
Pues bien, el P. Amatulli toma como punto de partida el éxodo masivo de católicos hacia las más variadas propuestas
religiosas y hacia el indiferentismo religioso como una clave fundamental para examinar la realidad eclesial, no sólo por el
creciente avance de estas tendencias en la sociedad contemporánea, sino por lo que revela acerca de la situación de la
Iglesia católica en general.
Hoy que hablamos tanto de los signos de los tiempos, que hay que examinar a la luz del Evangelio y de la actividad
pastoral de la Iglesia, no hemos tomado en cuenta uno de los signos más relevantes y reveladores: millones de católicos
han abandonado la Iglesia y un alto porcentaje de los que permanecen en ella viven al margen de la institución eclesial.
Esto nos revela que la actividad de la Iglesia ha sido sumamente deficiente, pues sólo atiende a un reducido número de
su feligresía; la catequesis parece más una escuela de desertores que una actividad que forme discípulos de Cristo; la
escasez de ministros ordenados y de catequistas laicos competentes es preocupante; las suspicacias sobre la
administración de los dineros de la Iglesia; el clericalismo que campea en las relaciones entre los pastores de la Iglesia y
los fieles es endémico y se traduce en autoritarismo e imposición, que provoca profundos malestares en la feligresía.
El folleto resulta sumamente útil, porque nos ofrece líneas de acción pastoral para que podamos atender debidamente al
pueblo de Dios.
Benedicto XVI alerta sobre las sectas a los obispos de Costa Rica
En la reciente visita “ad limina” de los obispos de Costa Rica, el pasado 8 de febrero, el Santo
Padre Benedicto XVI ha hecho mención al problema de las sectas en ese país. Sus palabras han sido las siguientes:
“Queridos Obispos, conocéis bien los riesgos de una vida de fe lánguida y superficial cuando se enfrenta
a señuelos como el proselitismo de las sectas y grupos pseudorreligiosos, la multitud de promesas de un bienestar
fácil e inmediato, pero que terminan en el desengaño y la desilusión, o la difusión de ideologías que, proclamando
ensalzar al ser humano, en realidad lo banalizan”.
El Pontífice invitó a los laicos a participar en esta misión según su vocación específica y a conducir rectamente la
vida social gracias a una sistemática formación cristiana sólida. Antes de la visita, el presidente de esa
Conferencia Episcopal, el arzobispo José Francisco Ulloa Rojas, había revelado cómo la secularización y el
materialismo “están minando silenciosamente los principios cristianos y los valores morales”, que
han caracterizado a este país, tal como informaba la agencia Zenit. De los más de cuatro millones de
habitantes de Costa Rica, según algunas fuentes, el 76.3% de la población es católica. El 13.7% pertenece a
demoniaciones evangélicas, mientras que comienzan a ser estadísticamente importante grupos como los Testigos
de Jehová, que constituirían el 1.3%. El pastor evangélico Reynaldo Salazar, presidente de la Alianza
Evangélica Costarricense, afirmó que piensa igual que el Papa. Sus declaraciones, recogidas por la agencia AFP,
son las siguientes: “Son grupos peligrosos y hay que tener cuidado con ellos. Los grupos pseudoreligiosos
aparentan ser religiosos pero no lo son y pueden generar falsas doctrinas, daños a las familias y no solo
debe preocupar a la Iglesia católica, sino a la evangélica”. Comentario a las afirmaciones del Papa
El experto en sectas Vicente Jara, miembro de la RIES, ha escrito un breve comentario a estas palabras
de Benedicto XVI, habida cuenta de que en su propia definición del término “secta” aparece el
elemento del señuelo. Reproducimos a continuación sus declaraciones. Sabiendo que el discurso no
pretende una pretensión absolutamente rigurosa en sus formas y expresiones, nos va a servir para que a partir de él
ofrezcamos algunas precisiones. En mi definición de secta (cfr. http://www.about-sects-and-cults.org/FAQ.html)
como “grupo social depredador que practica el mimetismo y el señuelo” encontramos la palabra
que menciona Benedicto XVI, “señuelo”. Un señuelo es aquello que pretende atraer o persuadir. No
obstante, si bien se hace mención al señuelo, hemos de señalar que falta la mención necesaria del otro concepto, el
mimetismo, es decir, aparentar ser una cosa distinta de lo que se es. Si sólo existe el señuelo, como se apunta
en el texto de la visita “ad limina”, no estamos ante una secta, veámoslo. Supongamos que
sólo existe el señuelo pero no existe el mimetismo. No sería este el caso de una secta, porque yo le digo a alguien
que si viene a mi local u organización voy a curar sus enfermedades, y cuando llega le decimos que debe darnos
un 10% de sus ingresos, y que vamos a controlar su sexualidad así como a impedirle comer carme u otros
alimentos, así como que va a trabajar seis horas gratuitas al día para nosotros. Eso no es una secta. Esto
además no funcionaría, nadie quedaría atrapado por este grupo. Si yo te atraigo pero no te muestro una cara
distinta, una mimetización de algo distinto, te atraje, sí, cierto, pero me alejo nada más te acabo de conocer. Si
quieres que esa persona permanezca, además del señuelo has de mimetizarte en una organización que le haga
seguir participando, seguir viniendo…. Eso sí es una secta. Por ello son necesarios los dos elementos,
mimetismo y señuelo. Por otro lado, como vemos en el discurso a los obispos de Costa Rica, el Papa
emplea el concepto de señuelo tanto para las sectas, los cantos de sirenas del bienestar fácil, o las ideologías
vanas, en definitiva, no hay una pretensión de una clarificación del término secta, como ya hemos apuntado, ni se
pretendía. Recordemos que será cuando junto con el señuelo se dé el mimetismo cuando estemos ante el grave
problema de una secta.
Padre Benedicto XVI ha hecho mención al problema de las sectas en ese país. Sus palabras han sido las siguientes:
“Queridos Obispos, conocéis bien los riesgos de una vida de fe lánguida y superficial cuando se enfrenta
a señuelos como el proselitismo de las sectas y grupos pseudorreligiosos, la multitud de promesas de un bienestar
fácil e inmediato, pero que terminan en el desengaño y la desilusión, o la difusión de ideologías que, proclamando
ensalzar al ser humano, en realidad lo banalizan”.
El Pontífice invitó a los laicos a participar en esta misión según su vocación específica y a conducir rectamente la
vida social gracias a una sistemática formación cristiana sólida. Antes de la visita, el presidente de esa
Conferencia Episcopal, el arzobispo José Francisco Ulloa Rojas, había revelado cómo la secularización y el
materialismo “están minando silenciosamente los principios cristianos y los valores morales”, que
han caracterizado a este país, tal como informaba la agencia Zenit. De los más de cuatro millones de
habitantes de Costa Rica, según algunas fuentes, el 76.3% de la población es católica. El 13.7% pertenece a
demoniaciones evangélicas, mientras que comienzan a ser estadísticamente importante grupos como los Testigos
de Jehová, que constituirían el 1.3%. El pastor evangélico Reynaldo Salazar, presidente de la Alianza
Evangélica Costarricense, afirmó que piensa igual que el Papa. Sus declaraciones, recogidas por la agencia AFP,
son las siguientes: “Son grupos peligrosos y hay que tener cuidado con ellos. Los grupos pseudoreligiosos
aparentan ser religiosos pero no lo son y pueden generar falsas doctrinas, daños a las familias y no solo
debe preocupar a la Iglesia católica, sino a la evangélica”. Comentario a las afirmaciones del Papa
El experto en sectas Vicente Jara, miembro de la RIES, ha escrito un breve comentario a estas palabras
de Benedicto XVI, habida cuenta de que en su propia definición del término “secta” aparece el
elemento del señuelo. Reproducimos a continuación sus declaraciones. Sabiendo que el discurso no
pretende una pretensión absolutamente rigurosa en sus formas y expresiones, nos va a servir para que a partir de él
ofrezcamos algunas precisiones. En mi definición de secta (cfr. http://www.about-sects-and-cults.org/FAQ.html)
como “grupo social depredador que practica el mimetismo y el señuelo” encontramos la palabra
que menciona Benedicto XVI, “señuelo”. Un señuelo es aquello que pretende atraer o persuadir. No
obstante, si bien se hace mención al señuelo, hemos de señalar que falta la mención necesaria del otro concepto, el
mimetismo, es decir, aparentar ser una cosa distinta de lo que se es. Si sólo existe el señuelo, como se apunta
en el texto de la visita “ad limina”, no estamos ante una secta, veámoslo. Supongamos que
sólo existe el señuelo pero no existe el mimetismo. No sería este el caso de una secta, porque yo le digo a alguien
que si viene a mi local u organización voy a curar sus enfermedades, y cuando llega le decimos que debe darnos
un 10% de sus ingresos, y que vamos a controlar su sexualidad así como a impedirle comer carme u otros
alimentos, así como que va a trabajar seis horas gratuitas al día para nosotros. Eso no es una secta. Esto
además no funcionaría, nadie quedaría atrapado por este grupo. Si yo te atraigo pero no te muestro una cara
distinta, una mimetización de algo distinto, te atraje, sí, cierto, pero me alejo nada más te acabo de conocer. Si
quieres que esa persona permanezca, además del señuelo has de mimetizarte en una organización que le haga
seguir participando, seguir viniendo…. Eso sí es una secta. Por ello son necesarios los dos elementos,
mimetismo y señuelo. Por otro lado, como vemos en el discurso a los obispos de Costa Rica, el Papa
emplea el concepto de señuelo tanto para las sectas, los cantos de sirenas del bienestar fácil, o las ideologías
vanas, en definitiva, no hay una pretensión de una clarificación del término secta, como ya hemos apuntado, ni se
pretendía. Recordemos que será cuando junto con el señuelo se dé el mimetismo cuando estemos ante el grave
problema de una secta.
DESPARASITAR El CATÓLICISMO POPULAR
UNA TAREA URGENTE Solamente haciendo un serio diagnóstico acerca de nuestra realidad eclesial, será posible de
unir cuáles cambios se hacen necesarios para crear un catolicismo seguro, que pueda mirar con confianza hacia el
futuro. Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap
Raquíticos y panzones
¿Qué pensamos, cuando vemos a niños raquíticos y panzones? Que están enfermos. En realidad, ¿qué tienen en la
panza? Lombrices. ¿Qué hay que hacer entonces para que puedan vivir sanamente? Empezar por desparasitarlos.
Lo mismo tenemos que hacer con nuestro catolicismo a nivel popular. Parece saludable, pero no es así. Mucho ruido y
pocas nueces. Fiestas, cohetes, procesiones, imágenes, sacramentos y al mismo tiempo una mezcla entre lo cristiano
y lo pagano, poco conocimiento de los auténticos contenidos de la fe y menos vivencia de los mismos. Un catolicismo
enfermizo. ¿Qué hay que hacer, entonces? Curarlo. ¿Por dónde empezar? Por aclarar las cosas y eliminar todo lo que
no sirve y lo está perjudicando. Desparasitarlo.
Sin embargo, ¿qué se está haciendo en la práctica? Se están alimentando las lombrices, que impiden al enfermo
asimilar debidamente la comida que se le está dando. Muchos van a misa, rezan, se confiesan, comulgan, pero al
mismo tiempo acuden al brujo o al espiritista, creen en la reencarnación, piensan que una estatua tiene vida y poder, no
distinguen entre Cristo y un santo.
Para esa gente, ¿qué sentido tiene la comunión? En el fondo, se están alimentando las lombrices. ¿Y por qué no se
empieza por desparasitarla? Sencillamente por motivos de orden práctico. Es que resulta más cómodo y rinde más
alimentar las lombrices que curar al enfermo. Algo realmente increíble.
Falacias
Claro que no faltan las falacias: "¿Por qué le vamos a quitar a nuestros feligreses lo poco que tienen? Algo es algo. Que
sigan con sus creencias y sus costumbres, aunque sean poco ortodoxas y de poca o nula utilidad para su bienestar
espiritual." Claro que sigan con sus creencias y sus costumbres, puesto que nos garantizan ingresos seguros y
popularidad, mientras ellos siguen raquíticos en la fe y panzones.
¿Qué pensaríamos de un médico que dijera lo mismo? "Puesto que con las lombrices en la panza la gente se ve más
gorda y saludable, ¿por qué se las voy a quitar? Que sigan con sus lombrices y sigan viniendo a mi consultorio por sus
vitaminas. Así nunca me faltará trabajo." Sin duda, pensaríamos mal de aquel médico. Fácilmente nos daríamos cuenta
de que no se trata de un buen médico, sino de alguien que se está aprovechando de la enfermedad de la gente para
explotarla.
El papel de los profetas
Pues bien, ¿por qué nos portamos de esa misma manera dentro de la Iglesia, consintiendo prácticas "parasitarias",
que no ayudan en nada al pueblo católico en su vida de fe? ¿Por qué no nos ponemos en la línea de los verdaderos
profetas, de Jesús, los apóstoles y los innumerables evangelizadores, que a lo largo de la historia han construido la
Iglesia? ¿Por qué nos portamos como los falsos profetas, que daban a la gente lo que la gente les pedía, sin fijarse si se
trataba de algo provechoso, inútil o dañino?
¿Qué es eso de medir el éxito apostólico por la cantidad de gente que logramos atraer, sin importar la razón por la cual se
acerca a nosotros y tratando de no molestarla para que siga acercándose a nosotros y nosotros sigamos sacándole
jugo? ¿Es ésta la enseñanza que nos viene de las Sagradas Escrituras y nos dejaron nuestros verdaderos padres en
la fe?
¿Acaso Jesús, para evitar el peligro de quedarse solo, cambió el discurso "duro" (Jn 6, 60) por un discurso "blando"?
¿No dijo Jesús: "La verdad los hará libres"? (Jn 8, 32) ¿Qué estamos esperando, entonces, para actuar según la
enseñanza y el ejemplo que nos vienen de la Biblia y los mejores exponentes de nuestra historia?
Análisis o radiografía
¿Qué hace un médico para poder curar realmente a un enfermo? Antes que nada trata de conocer su estado real de
salud. Por eso le pide que se haga unos análisis o radiografía. Solamente así puede hacer un diagnóstico correcto acerca
de su situación y establecer un tratamiento o una terapia apropiada.
Me pregunto: "¿Por qué no hacemos lo mismo nosotros a nivel de Iglesia? ¿Acaso no nos damos cuenta de que
nuestro cuerpo eclesial está enfermo? ¿Por qué seguimos con el discurso paternalista, vago y demagógico de siempre,
Apóstoles de la Palabra - padreamatulli.net
unir cuáles cambios se hacen necesarios para crear un catolicismo seguro, que pueda mirar con confianza hacia el
futuro. Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap
Raquíticos y panzones
¿Qué pensamos, cuando vemos a niños raquíticos y panzones? Que están enfermos. En realidad, ¿qué tienen en la
panza? Lombrices. ¿Qué hay que hacer entonces para que puedan vivir sanamente? Empezar por desparasitarlos.
Lo mismo tenemos que hacer con nuestro catolicismo a nivel popular. Parece saludable, pero no es así. Mucho ruido y
pocas nueces. Fiestas, cohetes, procesiones, imágenes, sacramentos y al mismo tiempo una mezcla entre lo cristiano
y lo pagano, poco conocimiento de los auténticos contenidos de la fe y menos vivencia de los mismos. Un catolicismo
enfermizo. ¿Qué hay que hacer, entonces? Curarlo. ¿Por dónde empezar? Por aclarar las cosas y eliminar todo lo que
no sirve y lo está perjudicando. Desparasitarlo.
Sin embargo, ¿qué se está haciendo en la práctica? Se están alimentando las lombrices, que impiden al enfermo
asimilar debidamente la comida que se le está dando. Muchos van a misa, rezan, se confiesan, comulgan, pero al
mismo tiempo acuden al brujo o al espiritista, creen en la reencarnación, piensan que una estatua tiene vida y poder, no
distinguen entre Cristo y un santo.
Para esa gente, ¿qué sentido tiene la comunión? En el fondo, se están alimentando las lombrices. ¿Y por qué no se
empieza por desparasitarla? Sencillamente por motivos de orden práctico. Es que resulta más cómodo y rinde más
alimentar las lombrices que curar al enfermo. Algo realmente increíble.
Falacias
Claro que no faltan las falacias: "¿Por qué le vamos a quitar a nuestros feligreses lo poco que tienen? Algo es algo. Que
sigan con sus creencias y sus costumbres, aunque sean poco ortodoxas y de poca o nula utilidad para su bienestar
espiritual." Claro que sigan con sus creencias y sus costumbres, puesto que nos garantizan ingresos seguros y
popularidad, mientras ellos siguen raquíticos en la fe y panzones.
¿Qué pensaríamos de un médico que dijera lo mismo? "Puesto que con las lombrices en la panza la gente se ve más
gorda y saludable, ¿por qué se las voy a quitar? Que sigan con sus lombrices y sigan viniendo a mi consultorio por sus
vitaminas. Así nunca me faltará trabajo." Sin duda, pensaríamos mal de aquel médico. Fácilmente nos daríamos cuenta
de que no se trata de un buen médico, sino de alguien que se está aprovechando de la enfermedad de la gente para
explotarla.
El papel de los profetas
Pues bien, ¿por qué nos portamos de esa misma manera dentro de la Iglesia, consintiendo prácticas "parasitarias",
que no ayudan en nada al pueblo católico en su vida de fe? ¿Por qué no nos ponemos en la línea de los verdaderos
profetas, de Jesús, los apóstoles y los innumerables evangelizadores, que a lo largo de la historia han construido la
Iglesia? ¿Por qué nos portamos como los falsos profetas, que daban a la gente lo que la gente les pedía, sin fijarse si se
trataba de algo provechoso, inútil o dañino?
¿Qué es eso de medir el éxito apostólico por la cantidad de gente que logramos atraer, sin importar la razón por la cual se
acerca a nosotros y tratando de no molestarla para que siga acercándose a nosotros y nosotros sigamos sacándole
jugo? ¿Es ésta la enseñanza que nos viene de las Sagradas Escrituras y nos dejaron nuestros verdaderos padres en
la fe?
¿Acaso Jesús, para evitar el peligro de quedarse solo, cambió el discurso "duro" (Jn 6, 60) por un discurso "blando"?
¿No dijo Jesús: "La verdad los hará libres"? (Jn 8, 32) ¿Qué estamos esperando, entonces, para actuar según la
enseñanza y el ejemplo que nos vienen de la Biblia y los mejores exponentes de nuestra historia?
Análisis o radiografía
¿Qué hace un médico para poder curar realmente a un enfermo? Antes que nada trata de conocer su estado real de
salud. Por eso le pide que se haga unos análisis o radiografía. Solamente así puede hacer un diagnóstico correcto acerca
de su situación y establecer un tratamiento o una terapia apropiada.
Me pregunto: "¿Por qué no hacemos lo mismo nosotros a nivel de Iglesia? ¿Acaso no nos damos cuenta de que
nuestro cuerpo eclesial está enfermo? ¿Por qué seguimos con el discurso paternalista, vago y demagógico de siempre,
Apóstoles de la Palabra - padreamatulli.net
Continúa el descenso del catolicismo en México
El Estudio "Perfiles y tendencias del cambio religioso en México 1950-2000", realizado por el Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS, muestra un cambio importante en las zonas fronterizas del país.
Es el caso del sureste, en Tabasco y Chiapas entre 70 y 75% de los religiosos son católicos. Una tendencia similar se
registra en la franja norte, donde la influencia del Vaticano bajó entre 8 y 15%
En 50 años ha cambiado la geografía de la fe en México. Ahora muestra una tendencia creciente a la diversidad de
credos.
“Si en 1950, alrededor del 99% de los mexicanos era católico, en el año 2000, que es el último censo que
tenemos, la cifra era de que únicamente el 88% de los mexicanos es católico”, dijo Roberto Blancarte,
investigador del Colegio de México.
“Tal vez si hubiera algún cambio en mi vida, algún favor que yo pidiera, alguna petición que yo tuviera, si
realmente se me cumpliera, quizá sí cambiaría”, expresó María del Pilar Tenorio Flores, comerciante.
El Estudio "Perfiles y tendencias del cambio religioso en México 1950-2000", realizado por el Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS, muestra un cambio importante en las zonas fronterizas del país.
Es el caso del sureste, en Tabasco y Chiapas entre 70 y 75% de los religiosos son católicos. Una tendencia similar se
registra en la franja norte, donde la influencia del Vaticano bajó entre 8 y 15%
“Yo más bien lo veo como inevitable, es un proceso que no se ve que vaya a terminar. Cada censo que se
realiza sigue habiendo un descenso en el catolicismo”, comentó Carlos Garma, investigador en Antropología, de la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa.
Sin embargo, hay regiones donde el catolicismo se ha mantenido prácticamente en su totalidad como la zona centrooccidente,
donde históricamente se anuló la influencia de grupos indígenas.
“Los medios de comunicación social y otros elementos de una sociedad abierta, hacen que sea más importante
lo que antes era la casa, la escuela, la iglesia”, manifestó Manuel Olimón Nolasco, sacerdote y académico en
Historia de la Universidad Iberoamericana.
Las cifras del INEGI ubican al catolicismo como la religión predominante con cerca de 76 millones de practicantes; le
siguen el conjunto de iglesias protestantes y evangélicas con casi 4 millones y medio y las bíblicas no evangélicas con 1
millón 900 mil. Después, están quienes dicen no tener religión, con 3 millones. Este grupo ha aumentado en los últimos
años y, en conjunto, supera a los devotos del resto de las religiones.
Los factores del cambio religioso en el país son variados. Destacan la migración, la incorporación de creencias populares y
nuevas formas de veneración.
“La gente sigue hablando mazateco, yo creo que esa es también una ventaja, una parte muy importante para
que las tradiciones no se pierdan y la gente sienta como la alternativa, sí, es realmente una alternativa para
curarse”, señaló Natalia Pineda Casimiro, antropóloga.
“Seríamos como una parvada de chivos, de borregos sin un pastor, sin quien nos guiara y nos cuidara”,
expuso Pascual Alarcón, empleado.
También ha influido la capacidad de algunas órdenes religiosas de establecer ministros en zonas apartadas.
“Aquí lo único que enseñamos es la palabra de Dios, no enseñamos otra cosa, basados en lo que dice Cristo
en su palabra”, declaró Álvaro López, pastor de la Congregación Evangélica Luterana "San Pablo".
“Los sacerdotes católicos han sido siempre muy pocos entre la población, hay un sacerdote por cada mil habitantes
en México”, apuntó Roberto Blancarte.
“De los más de cien obispos que hay en el país, sólo uno habla una lengua indígena”, añadió Carlos
Garma.
“Lo que cuesta formar un sacerdote a lo largo del 12 años, haciendo otras carreras y teniendo una serie de
exigencias, una de ellas desde luego el celibato, no es comparable que una formación rápida”, explicó Manuel
Olimón Nolasco.
Otro factor que ha impulsado la diversidad religiosa es el carácter laico del estado mexicano.
“Ya se ha instrumentado un mercado religioso en las zonas, las religiones compiten entre ellas por
creyentes”, añadió Carlos Garma.
“Hay que entender sobre todo el que la gente sea religiosa no quiere decir que esa gente quiere que la religión
esté metida en todas las áreas”, reveló Roberto Blancarte.
Estos factores explican por qué el catolicismo ha descendido 11% a nivel nacional en el último medio siglo.
y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS, muestra un cambio importante en las zonas fronterizas del país.
Es el caso del sureste, en Tabasco y Chiapas entre 70 y 75% de los religiosos son católicos. Una tendencia similar se
registra en la franja norte, donde la influencia del Vaticano bajó entre 8 y 15%
En 50 años ha cambiado la geografía de la fe en México. Ahora muestra una tendencia creciente a la diversidad de
credos.
“Si en 1950, alrededor del 99% de los mexicanos era católico, en el año 2000, que es el último censo que
tenemos, la cifra era de que únicamente el 88% de los mexicanos es católico”, dijo Roberto Blancarte,
investigador del Colegio de México.
“Tal vez si hubiera algún cambio en mi vida, algún favor que yo pidiera, alguna petición que yo tuviera, si
realmente se me cumpliera, quizá sí cambiaría”, expresó María del Pilar Tenorio Flores, comerciante.
El Estudio "Perfiles y tendencias del cambio religioso en México 1950-2000", realizado por el Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS, muestra un cambio importante en las zonas fronterizas del país.
Es el caso del sureste, en Tabasco y Chiapas entre 70 y 75% de los religiosos son católicos. Una tendencia similar se
registra en la franja norte, donde la influencia del Vaticano bajó entre 8 y 15%
“Yo más bien lo veo como inevitable, es un proceso que no se ve que vaya a terminar. Cada censo que se
realiza sigue habiendo un descenso en el catolicismo”, comentó Carlos Garma, investigador en Antropología, de la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa.
Sin embargo, hay regiones donde el catolicismo se ha mantenido prácticamente en su totalidad como la zona centrooccidente,
donde históricamente se anuló la influencia de grupos indígenas.
“Los medios de comunicación social y otros elementos de una sociedad abierta, hacen que sea más importante
lo que antes era la casa, la escuela, la iglesia”, manifestó Manuel Olimón Nolasco, sacerdote y académico en
Historia de la Universidad Iberoamericana.
Las cifras del INEGI ubican al catolicismo como la religión predominante con cerca de 76 millones de practicantes; le
siguen el conjunto de iglesias protestantes y evangélicas con casi 4 millones y medio y las bíblicas no evangélicas con 1
millón 900 mil. Después, están quienes dicen no tener religión, con 3 millones. Este grupo ha aumentado en los últimos
años y, en conjunto, supera a los devotos del resto de las religiones.
Los factores del cambio religioso en el país son variados. Destacan la migración, la incorporación de creencias populares y
nuevas formas de veneración.
“La gente sigue hablando mazateco, yo creo que esa es también una ventaja, una parte muy importante para
que las tradiciones no se pierdan y la gente sienta como la alternativa, sí, es realmente una alternativa para
curarse”, señaló Natalia Pineda Casimiro, antropóloga.
“Seríamos como una parvada de chivos, de borregos sin un pastor, sin quien nos guiara y nos cuidara”,
expuso Pascual Alarcón, empleado.
También ha influido la capacidad de algunas órdenes religiosas de establecer ministros en zonas apartadas.
“Aquí lo único que enseñamos es la palabra de Dios, no enseñamos otra cosa, basados en lo que dice Cristo
en su palabra”, declaró Álvaro López, pastor de la Congregación Evangélica Luterana "San Pablo".
“Los sacerdotes católicos han sido siempre muy pocos entre la población, hay un sacerdote por cada mil habitantes
en México”, apuntó Roberto Blancarte.
“De los más de cien obispos que hay en el país, sólo uno habla una lengua indígena”, añadió Carlos
Garma.
“Lo que cuesta formar un sacerdote a lo largo del 12 años, haciendo otras carreras y teniendo una serie de
exigencias, una de ellas desde luego el celibato, no es comparable que una formación rápida”, explicó Manuel
Olimón Nolasco.
Otro factor que ha impulsado la diversidad religiosa es el carácter laico del estado mexicano.
“Ya se ha instrumentado un mercado religioso en las zonas, las religiones compiten entre ellas por
creyentes”, añadió Carlos Garma.
“Hay que entender sobre todo el que la gente sea religiosa no quiere decir que esa gente quiere que la religión
esté metida en todas las áreas”, reveló Roberto Blancarte.
Estos factores explican por qué el catolicismo ha descendido 11% a nivel nacional en el último medio siglo.
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