miércoles, 11 de agosto de 2010

Urge alternativa a la Renovación carismática

Ciertas superficialidad en campo doctrinal y mucho coqueteo con el pentecostalismo protestante. Consecuencia: un montón de sectas que están surgiendo de la Renovación carismática. ¿Podemos quedar indiferentes ante esta situación?


Por el Padre Flaviano Amatulli Valente
Misionero Apóstol de la Palabra


Ecumenismo mal entendido

Es un hecho que la Renovación Carismática Católica nació viciada desde un principio. Con el correr de los años, los lazos con el pentecostalismo protestante se fueron estrechando siempre más al amparo de un malentendido ecumenismo. En realidad, en lugar de intentar un verdadero diálogo constructivo, se limitó a imitar sus expresiones cultuales, dejándose siempre más absorber por su espíritu declaradamente no católico.
Así la Renovación Carismática se fue volviendo cada día más en un caballo de Troya, infiltrado en las masas católicas, para inyectarles un espíritu ajeno a su idiosincrasia propia y haciéndolas vulnerables a los influjos del pentecostalismo protestante.

Exodo hacia el pentecostalismo


Una vez acostumbrados al estilo pentecostal, muchos empezaron a sentir cierto rechazo hacia la austeridad del culto católico, tachándolo de aburrido y sin vida, confundiendo el entusiasmo, la euforia y la capacidad de crear estados de conciencia alterados con las señales de la presencia de Dios.
En cierta ocasión alguien me dijo:

"La Renovación Carismática Católica tienes dos puertas: una para entrar y otra para salir".

De hecho, casi en todas partes, la Renovación Carismática ha dado origen a sectas de tipo pentecostal. Un sacerdote de Brasil me mencionó 63 sectas que salieron de la Renovación Carismática en el sur de aquel país y me hablaba con cierta preocupación del peligro que el Movimiento Carismático algún día pudiera salirse masivamente de la Iglesia Católica, dando origen a una segunda Reforma Protestante.
Evidentemente se trata de una exageración; sin embargo, esto explica porqué existe un cierto rechazo de parte de muchos sacerdotes hacia este Movimiento, tan parecido al pentecostalismo protestante y que tantas bajas está causando en las filas católicas.
En México, el caso más clamoroso está representado por el P. Gilberto de Monte María. Empezó hablando de ecumenismo, utilizando material pentecostal y haciéndose acompañar por pastores pentecostales, hasta apartarse completamente de la Iglesia Católica, dando origen a una secta más de corte pentecostal. En Centro América y Estados Unidos abundan los casos parecidos.

Fidelidad

Así que, algo hay que hacer frente a esta situación, que se vuelve siempre más alarmante. ¿Qué? Ver lo bueno que tienen la Renovación Carismática en sus contenidos, sus métodos y estilo propio, y aprovecharlo, creando algo realmente católico desde las bases. Más que insistir en ciertas manifestaciones extraordinarias y particularmente llamativas (don de lenguas, don de sanación, milagros, exorcismos, etc.), es oportuno insistir en un verdadero cambio de actitud para seguir a Cristo (Mc 1,15), subrayando la importancia de la fidelidad al Evangelio en su conjunto y a la Iglesia con su jerarquía.
En efecto, no todo lo que luce es oro. Si no hay preparación sólida y sentido crítico es fácil pasar de la Renovación Carismática al pentecostalismo protestante, la Nueva Era y tantas formas más de sincretismo religioso. Es importante aclarar que el criterio de sentir bonito es engañoso y fácilmente puede hacer desviar del camino correcto. Espontaneidad, alegría, música, canto, danza... SI: superficialidad doctrinal, separación o herejía, NO.

La regla de oro: «Por sus frutos los conocerán» (Mt 7,16) tiene que ser aplicada también a la Renovación Carismática. Y por lo visto, teniendo presente ciertos frutos negativos que vuelven a presentarse sistemáticamente por aquí y por allá, es urgente pensar seriamente en una alternativa para la Renovación Carismática o por lo menos en una profunda revisión.

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